Alfonso Larrea: “Deben ser los cubanos y no los extranjeros quienes ocupen y desarrollen nuestro mercado interno”.

Foto: El Toque
  1. Pensando el presente y el futuro del desarrollo económico en Cuba: introducción a un dossier
  2. La industria del uso integral de la caña de azúcar: ¿una apuesta plausible para el futuro de Cuba?
  3. Turismo en Cuba: mirar al futuro con habilidad estratégica y flexibilidad táctica
  4. Cuba: necesidad de una estrategia para la promoción de los servicios médicos y el turismo de salud
  5. Potencialidades de la participación de la emigración en el crecimiento económico de la Isla
  6. La inversión extranjera directa en Cuba: balance del presente y mirada estratégica al futuro
  7. El desarrollo de la biotecnología en Cuba: retos en el nuevo contexto económico
  8. Cuba, el “Hub de las Américas” y un ejercicio de política-ficción
  9. Cuba: necesidad de atraer capital financiero internacional
  10. Economía cubana: cambiar todo lo que debe ser cambiado
  11. Cuba: la descapitalización y las crisis financieras cíclicas
  12. Las micro, pequeñas y medianas empresas en el desarrollo: experiencia de Japón y lecciones para Cuba
  13. Alfonso Larrea: “Deben ser los cubanos y no los extranjeros quienes ocupen y desarrollen nuestro mercado interno”.
  14. El galgo y la jicotea: las economías de China y Cuba
  15. Cuba: hacia un modelo económico inclusivo, flexible y con disposición pragmática
  16. Informe: “La economía cubana: situación en 2017-2018 y perspectivas para 2019”
  17. Descargue en formato PDF el Informe económico del profesor Carmelo Mesa-Lago
  18. La economía cubana en 2018: otro año sin colapso y sin progreso

En el contexto de este dossier sobre los retos y desafíos de la economía cubana dialogamos con Alfonso Larrea, quien fuera uno de los socios fundadores de la importante cooperativa no agropecuaria, dedicada a los servicios contables, SCENIUS. Esta entidad, nacida al calor de la reforma económica en Cuba, fue cerrada al pasado año 2017 por las autoridades nacionales.

 –En su opinión, ¿cuál sería la magnitud delos capitales que necesita Cuba para asegurar su despegue económico, y cómo conseguirlas?

No puedo estimar la magnitud de las finanzas necesarias, no hay datos y tampoco conocemos qué se quiere hacer. Habría que comenzar por hacer un plan integral de desarrollo, que imagino existe, y luego cuantificar el monto de las inversiones que requerimos. Conseguir financiamiento nunca es difícil, el dinero nunca es el problema, el problema siempre está en la factibilidad. Cualquier idea o proyecto no es necesariamente un negocio; y para que haya financiamiento, tienen que darse ese conjunto de elementos que conforman lo que conocemos como “negocio”. Se tiene que cumplir que existan razones lógicas y posibles que justifiquen un alto nivel de probabilidades de que el dinero empleado pueda ser recuperado; y con beneficios, además. Cualquiera que sea el monto, habrá que buscar necesariamente financiamiento externo. Considero, además, que habrá que ser extremadamente responsable para no hipotecar el futuro de nuestros hijos y nietos. Habrá que ser hábil para minimizar los riesgos. Habrá que ser inteligente para no depender eternamente de ese financiamiento extranjero.

-¿Podría constituirse el turismo en una industria estratégica para el desarrollo de otros sectores económicos y de la sociedad en general? ¿Cómo debería concebirse dicha estrategia?

La caña no vale nada, excepto como guarapo para turistas; tampoco fabricaremos aviones. Si la vida te da limones, pues tu negocio es vender limonada. Tenemos condiciones naturales y culturales, entre otras, que son excelentes para el desarrollo de la industria del turismo. Creo que sí, que el turismo será nuestra principal industria y demandará de una logística empresarial que lo sustente, con lo cual dinamizará el resto de los sectores de la economía.

Es complicado concebir esa estrategia, pero hay objetivos lógicos que debe cumplir. El primero de ellos es lograr que la mayor parte del dinero se quede en nuestro país, para lo cual debemos de garantizar localmente la mayor parte de los insumos y servicios que requiere esa industria. Entonces, a modo de ejemplo, digamos que “el plan” no se puede quedar solo en la construcción del hotel. Debemos identificar cada línea de servicio o mercancías que requerirá esta industria y desarrollar (antes o en paralelo) cada una de las industrias locales que lo garantizarán. La estrategia tiene que ser integral, de lo contrario continuaremos importando miel de la India.

-¿Sería posible incorporar, como industrias capaces de garantizar el desarrollo de la Isla, el diseño de servicios médicos (excepcionales y/o especializados) pagados, en Cuba, para extranjeros?

Hay muchas industrias y servicios que se pueden incorporar, incluida la salud; pero no creo que esta pueda llegar a ser relevante en el desarrollo económico del país. Servicios médicos sí, pero ¿cuáles? En las profesiones altamente calificadas la tecnología más avanzada se encuentra en los llamados países desarrollados ¿Vamos a competir con ellos? No lo creo. Primero, necesitaríamos hacer una costosa inversión para tratar de nivelar la infraestructura tecnológica. Segundo, necesitaríamos “retener”, conservar, a los especialistas altamente calificados; lo cual es mucho más difícil que lo primero y no es un problema solamente para Cuba.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que habrá resistencia. Los sistemas de salud de esos países están diseñados para mantener atrapadas a las personas, dígase pacientes. Hospitales, seguros médicos, farmacéuticas, conforman una bien engranada maquinaria; es una industria altamente lucrativa que defenderá esos beneficios a cualquier costo.

Sin embargo, Dios, que simpatiza con los cubanos, nuevamente nos señala con su divino dedito la matica de limones. Recuperemos las aguas sulfurosas de Madruga, de Elguea, explotemos mejor San Diego de los Baños, Topes de Collantes y preguntemos a nuestros abuelos cuántos lugares más de similar naturaleza tenemos en el país. Turismo de salud, quizás ahí está el camino, poca inversión, poca tecnología, profesionales adecuados y no necesariamente altamente calificados y mucha naturaleza financiada por Dios a fondo perdido.

-¿Crees oportuno el sostenimiento y desarrollo progresivo de la Biotecnología, en un contexto económico interno e internacional diferente? 

Regresamos al mismo problema de los servicios de salud. Se requiere invertir continuamente en tecnología y contar con personal altamente calificado, que como ya dijimos, es difícil de formar y, luego, más difícil conservar. ¿Cuál sería el contexto económico interno “diferente”? Si un contexto económico interno “diferente” significa que pagaríamos a nuestros profesionales los mismos salarios que pagan las transnacionales de la biotecnología, pues quizás lo logremos.

Si un contexto económico externo “diferente” significa el libre acceso de nuestros productos biotecnológicos al mercado internacional, pues qué bueno; pero no es definitorio si no resolvemos primero lo interno. Como he sido reiterativo en el tema, llamo la atención sobre el siguiente particular. Los recursos humanos es lo más importante que tenemos; y es lo que hoy estamos perdiendo de forma constante y acelerada. Sin los recursos humanos necesarios, no habrá desarrollo.

-¿Ves factible la creación, desarrollo y consolidación, en La Habana, de un nodo de conexión aéreo hemisférico e internacional?

Hoy ya tenemos creado un “nudo” en nuestro aeropuerto internacional de La Habana. En menos tiempo se llega de Alaska a La Habana, que de la puerta de un avión en nuestras pistas a la puerta de salida de nuestro aeropuerto. El paso siguiente sería desatar ese “nudo” y crear un nodo, si a alguien le interesara. La respuesta correcta la pueden dar las líneas aéreas, los especialistas. Personalmente no lo veo lógico. Los aviones cada día tienen más autonomía de vuelo y volando desde América del Sur hacia Norteamérica o Europa, no creo que los 30 minutos de vuelo entre la Habana y Miami sean una diferencia importante como para preferir un nodo en La Habana y no en Miami; lo mismo a la inversa.

-¿Podríamos asegurar capacidades de crecimiento económico por medio de la participación de la emigración cubana?

Que los emigrados cubanos participen no debe contemplarse como solución o variable para el desarrollo económico de Cuba, debe reconocerse e implementarse como un derecho: es hora de eliminar para los cubanos el requisito de “residente en Cuba”. No obstante, creo que la mayor parte de los emigrados cubanos no podrán aportar mucho financieramente al crecimiento económico del país. Los emigrantes, ya sean cubanos o de otros países, trabajan para garantizar su día a día, unos con más suerte y otros con menos. Exceptuando a los que ya tenían dinero cuando se fueron hace muchos años, los demás no creo que cuenten con liquidez financiera suficiente o excedente para invertir en algo que no sea un negocio pequeñín, que los que estamos aquí también podemos hacer, solo hace falta que nos dejen a unos y otros.

Por otra parte, si no fuese dinero, ¿qué pueden aportar los emigrados cubanos al desarrollo económico de Cuba? Pienso que su mayor y mejor aporte es la experiencia, el conocimiento adquirido, la lección aprendida de que hay que trabajar de sol a sol si quiere prosperar en la vida, cosa que hemos olvidado muchos cubanos que vivimos en la Isla.

-En cuanto a la inversión extranjera, ¿cómo podríamos lograr el crecimiento acelerado de la misma?

Para invertir lo primero que se necesita son buenas razones para hacerlo. La pregunta que se hace todo inversor es: ¿por qué invertir en Cuba? Y es la misma que tenemos que hacernos nosotros. Si ambas partes encontramos las respuestas adecuadas, las razones correctas y actuamos en consecuencia, entonces crecerá la inversión en Cuba.

Cuando Obama restableció las relaciones con Cuba, La Habana se llenó de empresarios, aspirantes a empresario, presidentes de países, de Cámaras de Comercio, de asociaciones de empresarios, de bancos. Vinieron senadores, ministros de todas partes, incluso la Unión Europea nos volvió a sonreír. Todos hablaban de invertir ¿Por qué? Porque se estimaba, entre otras cosas, que vendrían anualmente a Cuba más de cinco millones de turistas norteamericanos. Esas son cinco millones de razones para invertir.

No se trata de lograr la aceleración mediante estrategias, leyes, procedimientos, funcionamiento, etc. Se trata de que existan las razones necesarias que estimulen esa aceleración. Un crecimiento de la inversión en Cuba dependerá, en gran medida, de la normalización de las relaciones con Estados Unidos. La práctica es la madre de todas las ciencias, las preguntas son: ¿se podía invertir en Cuba antes del restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos? La respuesta es sí, ya existía una ley de inversiones extranjeras y una zona de desarrollo. ¿Había un crecimiento acelerado de las inversiones en Cuba antes del restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos? La respuesta es no, el interés vino a partir del restablecimiento de las relaciones, y luego se enfrió junto con ellas. 2+2=4.

Si por niveles proporcionales de inversión en todos los ámbitos nos referimos a la inclusión de todos los sectores de la economía nacional (dígase estatal y privada), y que estos tengan acceso o cuotas de participación en el proceso inversionista del país, pues me parece bien, pero es difícil. Hoy lo que pudieran necesitar los inversionistas extranjeros no se lo podría ofrecer el sector privado cubano, excepto una buena comida, una cama, un Chevrolet descapotable, un mojito y pocas cosas más. El sector privado cubano actual no tiene el peso empresarial suficiente, no tiene alcance para dar soporte a la inversión extranjera. Tampoco está mucho mejor preparado el sector estatal, que es más “genio y figura” que personaje real.

En un principio, los productos y servicios que requieren los inversores extranjeros provendrán del exterior. Una empresa extranjera que quiera invertir en hoteles contratará a otra empresa extranjera de arquitectura e ingeniería para que ejecute la obra, por una lógica razón: “garantía” en todos los sentidos.

Entonces, no se trata solo de garantizar una política inclusiva, se trata de que quien quiera que sea (estatales o privados) estemos en condiciones de brindar, de forma segura y eficiente, nuestros servicios. ¿Lo estamos? Creo que no, ni unos ni otros. Necesitamos primero desarrollarnos, perfeccionar nuestro sistema empresarial.

Particularizando en lo no estatal o privado, se requiere evolucionar. Mientras estemos restringidos a la ridícula e ilógica relación de actividades autorizadas a ejercer mediante el trabajo por cuenta propia, no habrá jamás un sector empresarial no estatal, solo pigmeos buscándose la vida.

Mi peor pesadilla sería acostarme siendo trabajador de una empresa estatal y amanecer trabajando para una empresa extranjera en mi tierra. Peor aun si lo que hace el foráneo lo podríamos hacer nosotros; no creo que merezcamos un destino así. El mercado local tiene que ser nuestro por derecho y tiene que protegerse jurídicamente. Conocí extranjeros (muchos) que vinieron a Cuba solo con su pasaporte y los papeles de una empresa fantasma, constituida en Panamá al costo de 300 dólares, y se fueron ricos. Lo hicieron simplemente levantando un teléfono e intermediando en una compraventa. Lo hicieron porque les dimos una “patente de corso” para la que solo clasificaban “los extranjeros” y, por 200 dólares mensuales y un cacharro HK, fuimos los cubanos los que los hicimos ricos.

La virtud empresarial de la ciudadanía y su progresivo empoderamiento económico, solo se logrará a través de la voluntad política. La voluntad de que sean los cubanos y no los extranjeros quienes ocupen y desarrollen nuestro mercado. No se trata de dinero, no se trata de tecnología, no se trata de conocimientos; esas no pueden ser excusas para que sean los de afuera y, no los nuestros, quienes controlen el mercado interno. Si lo sabemos hacer bien podemos lograrlo.

Para todo lo anterior, ¿sería necesario el ejercicio autónomo de las profesiones? ¿Por qué?

¿Sería necesario el ejercicio autónomo de las profesiones para todo lo anterior? Sí y no, todo es relativo. Nada es absolutamente necesario, ni nadie es absolutamente imprescindible. Sí hace falta el ejercicio autónomo de las profesiones, porque debemos tener la posibilidad de elegir, el derecho a elegir. Tenemos que ir a la raíz de las cosas.

Sobre los autores
Alfonso Larrea 1 Artículo escrito
Es uno de los socios fundadores de la importante cooperativa no agropecuaria, dedicada a los servicios contables, SCENIUS. Esta entidad, nacida al calor de la reforma económica en Cuba, fue cerrada al pasado año 2017 por las autoridades nacionales....
Roberto Veiga González 95 Artículos escritos
(Matanzas, 1964). Director de Cuba Posible. Licenciado en Derecho por la Universidad de Matanzas. Diplomado en Medios de Comunicación, por la Universidad Complutense de Madrid. Estudios curriculares correspondientes para un doctorado en Ciencias Pol...
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