
Lo que sigue es una reflexión desde una perspectiva teológica en relación a los debates actuales en Cuba sobre el matrimonio igualitario y su inserción como artículo en el proyecto de reforma constitucional.
Como es conocido por todos, dentro de las diversas tradiciones cristianas no existe un consenso en relación con este tema. Si bien la discusión no debe enfocarse en un enfrentamiento de interpretaciones de textos bíblicos, sí es saludable y justo colocar sobre el tapete la mayor diversidad de acercamientos posibles en aras de facilitar elementos para la discusión; así como ofrecer una mejor comprensión del cristianismo mismo en su complejidad de creencias y prácticas. A mi modo de ver, el asunto que nos ocupa debe ser abordado desde una propuesta ética y evangélica inspirada en la enseñanza y la práctica de Jesús de Nazareth, siempre y cuando se pretenda dar testimonio de una determinada opción de fe y conducta.
La Biblia contiene diversas imágenes de Dios que están relacionadas con experiencias de vida y fe, con representaciones de lo divino, con el deseo de legitimar determinados sistemas de convivencia y gobierno. La experiencia de Dios y la representación de su actuación en la historia humana pasan por mediaciones culturales, ideológicas. En determinados momentos, Dios puede ser comprendido como violento, excluyente, machista y, en otras ocasiones, como paz, inclusión, misericordia. Dios es también representado como madre y mujer, como una brisa suave o una nube que protege al pueblo del fuerte calor del día.