
Cuba Posible se ha dirigido a diversos expertos cubanos (de diversas generaciones, experiencias y procedencias profesionales), para indagar sobre las transformaciones necesarias de cara al presente y al futuro del país. A cada uno de los abordados se les hizo la siguiente pregunta: “¿Cuáles han de ser las características de las trasformaciones del modelo social cubano, para asegurar una evolución de sus capacidades a favor de la realización de los actuales y futuros anhelos de la sociedad cubana?”. A continuación publicamos la respuesta del profesor, investigador y ex-diplomático cubano Carlos Alzugaray.
En mi opinión, los anhelos y propósitos actuales y futuros de la sociedad cubana se pueden resumir en esforzarnos por crear un entorno en el cual todos y cada uno de nuestros con-ciudadanos pueda alcanzar un desarrollo personal óptimo sobre la base de un modelo que sea a la vez próspero, sustentable, equitativo e inclusivo. Coincido con el presidente Raúl Castro cuando afirma que el principal obstáculo para lograrlo está en que todavía hay sectores del Partido y el Gobierno que han sido incapaces, hasta ahora, de llevar a cabo el cambio de mentalidad que se requiere para diseñar e implementar políticas públicas que coadyuven a ese propósito. El ejemplo más reciente que puso fue el de la inversión extranjera. Yo diría que también es válido cuando se trata de fomentar los emprendimientos no estatales en varias esferas.
Para avanzar en el camino de la “actualización” hay que tener una mente amplia, sin prejuicios. En este sentido no se puede partir de frases huecas o de consignas ideológicas vacías, que, por lo general, no nos dicen mucho sobre qué política aplicar en cada sector y en cada momento. Hay que tomar iniciativas que tengan resultados prácticos, cuya clave está en que se apliquen, en cada esfera, modelos de gestión económica y de propiedad (social, estatal, privada, cooperativa) que sean los adecuados para promover la eficiencia productiva tanto en bienes como en servicios.
Por otra parte, y habida cuenta de que la sociedad cubana se ha hecho más compleja y diversa, es imprescindible fomentar espacios públicos de diálogo y deliberación en un clima de tolerancia por opiniones diversas. A pesar de que el propio Presidente ha explicado por qué las mejores soluciones surgen de los debates amplios y profundos sobre distintas alternativas, siento que el sectarismo y la descalificación prevalecen entre distintos actores sociales que se consideran dueños y señores de lo políticamente correcto. Lamentablemente se valen de referencias más emotivas que otra cosa a la figura de Fidel. Vale la pena recordar que ya pasamos por períodos en que esas tendencias dominaron la cultura política: el quinquenio gris fue un ejemplo tristemente célebre precisamente por eso.
El futuro de nuestra sociedad debe estar definido de una manera lo más democrática posible y en un clima que fomente la transparencia. Solo así superaremos la crisis que enfrentamos, que fue calificada por Raúl hace más de 6 años cuando afirmó: “Estamos al borde del precipicio”.
Adrián dice:
Con los mercenarios, no se dialoga. Con quienes pagan sus cuentas recibiendo dinero a través de «fundaciones», «institutos», «agencias», etc, etc…tapaderas de poderes hegemónicos que no aceptan dialogar sino desde posiciones de fuerza, no hay diálogo. Y la frase de Raúl se refería a la economía cubana, no a la sociedad cubana.
Lo que si es cierto que hay mucha gente, precisamente, tratando de llevarnos al precipio, abiertamente o subrepticiamente, a través de «la tercera vía», la «re-conciliación», el «todos somos cubanos», y el «hay que perdonar».
Javier Sardolla dice:
Adrián, completamente de acuerdo contigo. Estos son tiempos en los que los revolucionarios debemos estar unidos para defender el legado de la Revolución. Para los “posibilistas” que quieren vender la Patria a Washington; para los Saladrigas, Fanjules y Lopez-Levys que se visten de ovejas; para los blandengues de la “normalización”; y para los curas cubanos solidarizados con los canallas venezolanos (http://iglesiacubana.org/cocc/pages/articles/386), solo queda, como hace 58 años, una sola palabra: ¡PAREDÓN! ¡PAREDÓN! ¡PAREDÓN!