
Breves notas para dialogar con el amigo Ovidio D`Angelo
Compartimos con nuestros lectores un debate sobre la naturaleza y los objetivos de Cuba Posible.
Ovidio D`Angelo ha puesto sobre la mesa algunas interrogantes oportunas sobre Cuba Posible(CP). Ovidio ha sido un intelectual cercano a Roberto Veiga y a mí desde los tiempos de Espacio Laical (EL), e igualmente ha participado en diversos foros auspiciados por CP. Es un hombre de corazón recto, comprometido con la suerte de los suyos, alejado de la pirotecnia que suelen tener las pasarelas mediáticas sobre Cuba; no busca protagonismos personales y es autor de una sólida obra intelectual.
Varias inquietudes atraviesan su texto ¿Hay otras Cubas posibles? Dilemas actuales y posibles vías. Algunas de ellas son: ¿cómo debería acoplase CP a la dinámica política del presente cubano?;¿qué alineaciones debería procurar el proyecto?; ¿qué tipo de crítica debe hacerse desde CP?; ¿cuáles deberían ser, en consecuencia, sus marcos operativos en la sociedad cubana trasnacional? El texto de Ovidio parte de una tesis: el autor cree que CP tiene todas las condiciones necesarias para articular “una plataforma de diálogo nacional” que aglutine a fuerzas desde el centro hasta la izquierda, comprometidas con determinados valores (soberanía nacional, justicia social, democratización política, etc.), para desde ahí construir agendas consensuadas e interactuar con otros actores nacionales einternacionales, incluido el gobierno cubano.
Quizás pudiese resultar loableconstruir una plataforma de convergencia política de cualquier tinte o tendencia en la Cuba actual; no lo sé a ciencia cierta. Lo que sí puedo afirmar, categóricamente, es que este no es, ni será, el rol de CP en el presente y el futuro. La primera pregunta que tuvimos que responder Roberto Veiga y yo al fundar CP fue sobre el tipo de “rol político” que jugaría el proyecto. Esa interrogante nos ha perseguido durante todo el año de vida de CP: nos la han hecho desde amigos militantes del Partido Comunista de Cuba (PCC), en La Habana, hasta funcionarios del Departamento de Estado, en Washington. Siempre hemos sido muy claros: no fundamos un partido político, no queremos en nuestras manos una estructura para construir representación política ni, mucho menos, nos interesaconcertar actores políticos afines.Sin embargo, desde ahora dejo claro que sí nos interesa la política explicitada en la vida pública: CP es un animal eminentemente político, pero de diferente raza: somos un “laboratorio de ideas”.
El 8 de septiembre, fiesta de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, CP habrá cumplido su primer año de vida. Ha sido esta una etapa de trabajo muy intensa, donde hemos podido cumplimentar algunos objetivos básicos: a) estructurar las bases materiales mínimas para poder funcionar, b) encontrar a los actores más adecuados para ello, c) consensuar las líneasmaestras de trabajo y d) “aceitar” las redes de colaboradores para acoplarlas a las nuevas dinámicas de funcionamiento.
Si algo ha primado en este tiempo ha sido el respeto con que actores nacionales e internacionales disímiles han interactuado con el proyecto y opinado sobre él. La inmensa mayoría de las personas con las que habíamos trabajado en el pasado, dentro y fuera de Cuba, se sumaron gustosas al nuevo quehacer. Hemos logrado trabajar con absoluta tranquilidad durante todo este tiempo, fieles a los principios de transparencia y lealtad a la nación,que nos animaron durante los 10 años en EL.
CP es el resultado de una década de diálogo e interacción de un conjunto amplio de cubanos, de dentro y fuera del país, en los espacios de la revista EL. Durante ese tiempo fecundo, logramos el contacto humano necesario para fraguar convergencias y afinidades, así como los marcos de lealtad suficientes para interactuar entre nosotros y con “los otros”. La transparencia, la lealtad y la pasión por Cuba, han sido los tres ejes que nos han permitido llegar hasta aquí como un colectivo cohesionado.
El núcleo directivo de CP, y el grupo de intelectuales que nos acompaña, provienen de un espectro de sensibilidades diverso; pero nos une el compromiso con nuestro país y el convencimiento de que debemos jugar un rol público positivo que dé contenido a dicho compromiso.Creemos en el ideal de una Cuba libre y soberana, en una visión universal de los derechos, donde se articulen, con armonía, los derechos políticos y los sociales, económicos y culturales; desaprobamos una visión rupturista radical con el presente nacional. Pensamos que el gobierno cubano –en especial el presidente Raúl Castro- es el actor más calificado en la implementación de las reformas estructurales que necesita la República para encaminarse en el siglo XXI; nos une, con mucha fuerza, el ideal de continuar construyendo un país lo más justo y equitativo posible. Estamos seguros de que es necesaria una economía mixta, en la que continuemos teniendo el control de los recursos estratégicos, y estos sean puestos al servicio de las grandes mayorías nacionales. Creemos que un ordenamiento republicano que tenga como centro la libertad ciudadana es el más idóneo para el país de hoy y de mañana. Este núcleo de convicciones conecta, con mucha fuerza, con el ideario de José Martí –“el señor de todos los comienzos”, diría Lezama-, cuya fuerza convocante nos interpela a todos los cubanos en este momento tan especial de nuestra historia.
Para canalizar nuestras inquietudes, decidimos constituir un “laboratorio de ideas”: una estructura que, comprometida con los ideales antes esbozados, acompañase, mediante una batería amplia de iniciativas, el actual proceso de transformaciones que vive Cuba. En lo personal me gusta catalogar a este proceso como de “acompañamiento crítico”; Roberto Veiga, en cambio, prefiere tildarlode “acompañamiento creativo”. Ambos términos dan sustancia a una iniciativa ciudadana que busca mirar la realidad cubana desde todos los ángulos posibles, con el objetivo de ensanchar los marcos vigentes del actual sistema mediante la socialización de propuestas sólidamente fundamentadas. Somos una plataforma política de debate, estructurada bajo un criterio de no alineación partidista.
CP ha implementado varias áreas de trabajo, vinculadas con la reforma económica y la igualdad necesaria, la institucionalidad nacional, la sociedad y sus desafíos, y las relaciones internacionales, con énfasis en la integración latinoamericana. No nos interesa solamente hacer elucubraciones teóricas sobre estas áreas de la realidad, sino construir un abanico de propuestas bien fundamentadas que puedan servir de referente a actores nacionales disímiles, incluido, como es lógico, el gobierno cubano y las instituciones de la nación. CP aspira a ser una entidad que procese el conocimiento nacional e internacional sobre determinada materia, y sea capaz de: a) generaranálisis bien fundamentados sobre esas realidades y b) proponer políticas públicas que puedan ser operativas en nuestro país; todo ello mediante una multiplicidad flexible de iniciativas que incluyan eventos, talleres, publicaciones digitales e impresas, polémicas sectoriales, etc. En este sentido, CP sería una herramienta que ayudaría a establecer un puente entre el inmenso potencial acumulado por la sociedad cubana trasnacional y los centros mejor articulados de la política (en Cuba y sobre Cuba).
Como bien ha expresado Pedro Monreal, el resultado de nuestro trabajo sería “un bien público tangible”: somos un grupo de ciudadanos cuya manera de responsabilizarnos por nuestro presente, es decir, de “hacer política”, consiste en construir y socializar propuestas que puedan ser utilizadas por “los otros”. Trabajaremos para que esas propuestas estén en el centro del debate público, y sean tenidas en cuenta. La vida nos ha demostrado que, en la Cuba de hoy, se pueden tratar los temas más espinosos sin que ello represente un peligro para nadie. Es necesario, simplemente, brindar argumentos bien fundamentados y, además, hacerlo en el momento oportuno, teniendo la sensibilidad política suficiente para generar confianza y concertación. Fue así como tratamos en las páginas de EL temas tan espinosos como el rol del exilio cubanoamericano en el presente y el futuro cubano, la necesidad de reformar la Constitución, el rol de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en la dinámica nacional, la pertinencia o no de crear los marcos institucionales adecuados para desatar un quehacer político distinto al oficial, la necesidad de reformar el PCC, entre otros.
CP aspira a que el Gobierno cubano implemente una Ley de Asociaciones que saque de la “a-legalidad” a un espectro amplio de actores nacionales, que reconozca la legitimidad de los mismos a trabajar por Cuba, y que todo esto redunde en un ensanchamiento de los horizontes de inclusión nacional. En tal sentido, aspiramos y trabajaremos para ser una entidad plenamente reconocida por las leyes cubanas, con personalidad jurídica propia, que trabaje en Cuba y para Cuba. Semejante pretensión nos impone una cuota inmensa de responsabilidad, que sabremos asumir con la misma seriedad, profesionalidad y altura política con que hemos trabajado siempre. Sabemos que solo pondremos un granito de arena en este quehacer, pues nos anteceden en esta sendalos centros de investigación, revistas y universidades nacionales que, con mucha altura profesional, se dedican a investigar la realidad cubana.
Cuba necesita profundas reformas estructurales en los ámbitos políticos, económicos y sociales. El país atraviesa un momento muy peculiar y delicado: a) vivimos el impacto de una crisis prolongada que ha agotado la esperanza de la gente, b) se implementa una reforma económica que abre ante nuestros ojos realidades inéditas, c) es inminente el traspaso generacional en la conducción política de los destinos nacionales, d) hemos iniciado el proceso de normalización de relaciones con Estados Unidos y e) resulta un imperativo histórico reconstruir la institucionalidad sociopolítica del país, ante el agotamiento del modelo actual para generar consenso. Públicamente he opinado sobre los cauces que deberían tener estos desafíos impostergables: he realizado planteamientos a título personal y también participado en la elaboración de documentos colectivos.
Defiendo la legitimidad de la gente para asociarse y buscar sinergias con personas y grupos afines. Creo que Cuba necesita de las potencialidades de todos sus hijos. Si llegado el momento, algún miembro de CP creyese pertinente participar en la vida pública del país mediante un tipo de acción partidista, deberá hacerlo a título personal. Ese es su derecho, y será respetado. Otros aspectos del texto de Ovidio podrían ser rebatibles y discutibles, solo me he limitado a exponer, lo más claramente posible, los elementos relacionados con la naturaleza institucional de CP.