¿Cuál debería ser la desigualdad “máxima” en Cuba?

Una economía socialista no es compatible con una alta desigualdad social. En el caso de que, debido a circunstancias específicas, se hubiese producido un incremento de la desigualdad, las políticas públicas para reducirla –no solo para contenerla- deben ser prioridad estatal. ¿Qué hacer para ello en un país como Cuba?

Lo primero sería tratar de entender adecuadamente la gravedad del problema, lo cual hace necesario medir la desigualdad, y lo segundo es que sería ineludible poder identificar, con precisión, las causas del incremento de la desigualdad.

No es lo mismo hacer políticas para corregir la desigualdad cuando el 5 por ciento más “rico” de la población concentra el 20 por ciento del ingreso nacional, que cuando esa minoría “solamente” controla el 10 por ciento del ingreso. Se requerirían medidas específicas diferentes y tiempos muy distintos para que las acciones remediales tuviesen efecto.

¿En cuál de esas situaciones pudiera estar el país? La mayoría de los cubanos no lo sabemos, pues no se divulga indicador alguno sobre la desigualdad nacional.

Lo que podemos conocer, de fuentes oficiales, son cifras que ya tienen casi 20 años y que indicaban un rápido deterioro de la desigualdad social, medido por un empeoramiento del 85 por ciento en el coeficiente de Gini en el periodo de 1986 a 1999 (de un valor de 0,22 en 1986, se pasó a uno de 0,407 en 1999). Ese coeficiente –cuyos valores se mueven entre 1 y cero- expresa una distribución más equitativa del ingreso en la medida en que el coeficiente tiene un valor menor.

Es decir, se produjo un empeoramiento muy rápido, que fue muy agudo y que ubicó el indicador de distribución del ingreso de Cuba en niveles insólitos para un país socialista, aunque relativamente mejores que el de muchos países, incluyendo la mayoría de las naciones latinoamericanas y caribeñas, o el de los propios Estados Unidos, país que tiene el peor coeficiente de Gini entre las economías desarrolladas.

Aunque no conozco estudios públicamente divulgados que hayan evaluado con precisión cuantitativa el probable impacto positivo que tuvieron factores como el empleo estatal y los principales programas sociales universales (salud, educación y seguridad social) para evitar un deterioro aun mayor del coeficiente de Gini, parece razonable asumir que tal efecto se produjo.

Por otra parte, no es descartable que el coeficiente de Gini en Cuba haya empeorado desde 1999. Tampoco puede afirmarse que haya mejorado. No podemos saberlo porque no disponemos de una medición, pero es aquí donde se hace relevante el conocimiento de los factores que provocan la desigualdad en el país en estos momentos. No es un tema nuevo. Ha sido bien estudiado desde principios de la década de los 90 del siglo pasado, a pesar de la carencia de datos suficientes.

Existen al menos tres factores que deberían ser considerados: en primer lugar, la transformación del mercado laboral, que pasó de ser un mercado laboral estatal que absorbía la mayoría de los trabajadores -con un diapasón relativamente reducido de diferencias salariales-, a un mercado laboral heterogéneo (estatal y no-estatal) donde se han ampliado las diferencias salariales, tanto al interior de cada mercado, como entre los distintos mercados laborales. En segundo lugar, la aparición de fuentes de ingresos como las remesas –no resultantes del empleo nacional y sesgadas hacia patrones de distribución desigual- que han adquirido un peso importante (tampoco medible con precisión) en el ingreso de muchos hogares; y, finalmente, una moneda nacional débil que coloca automáticamente en condiciones de desigualdad los salarios en pesos cubanos en relación con los salarios y con los diversos tipos de ingresos obtenidos en otras monedas.

Hay dos cuestiones adicionales. La existencia de programas sociales de acceso universal y gratuito (por ejemplo, salud y educación), que siguen siendo importantes para impedir niveles aún mayores de desigualdad, tienen un efecto “igualador” relativamente amortiguado en condiciones caracterizadas por mercados laborales que funcionan con una mayor segmentación de ingresos, entradas de remesas familiares desigualmente distribuidas y con una moneda nacional débil en el marco de una dualidad monetaria y cambiaria. Por otra parte, la historia económica enseña que la desigualdad actual tiende a convertirse en una desigualdad inter-generacional permanente.

Queda claro que la desigualdad no se limita a ser un problema de distribución del ingreso y de la riqueza. También se sabe que existen otras mediciones posibles, pero por alguna parte hay que empezar a hacer esta discusión, y he seleccionado la distribución del ingreso medida por el coeficiente de Gini.

Volvamos entonces a la pregunta inicial: ¿Cuál es el nivel máximo de desigualdad que sería compatible con un modelo socialista en Cuba?

Una comparación internacional del coeficiente Gini permitiría apreciar que los valores extremos muy bajos y muy altos son excepcionales. En realidad, la mayoría de los países se ubican en un rango intermedio con coeficientes entre 0,35 y 0,45. Es decir, la distribución internacional de coeficientes puede representarse aproximadamente mediante la conocida curva “normal” o de “campana”, que indica una concentración en los niveles “moderados” (hacia la parte intermedia del eje “X” del gráfico).

Esto nos pudiera ofrecer una primera pista: cuando menos, Cuba debería aspirar, y creo que puede lograrlo, un coeficiente Gini “moderado” en términos internacionales, especialmente en el rango de 0,35 a 0,40.

Se trataría, aproximadamente, del último nivel del coeficiente de Gini que se conoce de fuentes oficiales que existía hace dos décadas en Cuba. Como se dijo anteriormente, en comparación con momentos previos, para Cuba ese nivel de 0,407 es “malo”, porque históricamente indicaría un desplazamiento de la desigualdad en un sentido no deseado.

Insisto en que no sabemos cuál es el nivel actual de ese indicador en Cuba, pero a los efectos de este análisis supongamos que ese nivel se hubiese mantenido. Es un supuesto problemático, pues pudiera haber aumentado (personalmente no creo que se haya reducido), pero algún supuesto “de trabajo” debemos adoptar.

Una hipótesis posible es que un coeficiente de Gini de 0,40 pudiera estar indicando una “frontera” de desigualdad de la cual se aspira a alejarse para poder regresar a un índice menor. Aquí cabrían dos posibilidades: el índice real de Gini que existe en Cuba en 2017 (que no conocemos) es igual o menor que 0,40, o ese índice real de Gini es mayor que 0,40.

En materia de alternativas de acciones para reducir el índice, en ambos casos se necesitarían medidas e instrumentos de política que compartirían una serie de componentes básicos, pero los pesos relativos de estos y sus combinaciones pudieran ser distintos si la base que se tiene es de 0,40 (o un nivel inferior), a que cuando la base tiene un nivel superior a 0,40, digamos que 0,50, en cuyo caso se necesitaría medidas mucho más vigorosas. Debe retenerse el punto de que cuando una alta desigualdad se mantiene por mucho tiempo, tiende a convertirse en “estructural” y dificulta una “vuelta atrás”. Es por eso que debe ser una prioridad atajarla y reducirla.

Habiendo establecido provisionalmente el supuesto de que un coeficiente de Gini de 0,40 es “malo”, pero que todavía pudiera ser compatible –al menos por un tiempo- con un sistema socio-económico socialista en Cuba, la cuestión sería entonces hasta donde sería deseable y factible reducir el nivel del coeficiente.

Todo plan necesita un punto de partida y una meta. El primero (el Gini real de Cuba en 2017) no lo sabemos con precisión y, por ello, solamente lo podemos manejar en términos de hipótesis. Exploremos brevemente entonces la posible meta, igualmente de manera hipotética.

En mi modesta opinión, para Cuba un coeficiente de Gini de aproximadamente 0,32 sería deseable y, además, realizable; pero eso va a necesitar medidas efectivas y un plazo de tiempo que probablemente no sea inferior a 10 años.

Un mismo nivel del coeficiente de Gini pudiera expresar diversas variantes de distribución del ingreso entre los grupos de la población, pero una de esas variantes hipotéticas indica que un índice de 0,32 sería compatible, por ejemplo, con un patrón de distribución donde el 95 por ciento de la población con menos ingresos reciba el 90,5 por ciento de los ingresos totales, lo cual indica una distribución razonablemente equitativa del ingreso nacional.

Obviamente, lo anterior no es el resultado de un análisis pues no se dispone de datos concretos de la realidad. Sin embargo, al identificar, aunque sea hipotéticamente, un posible punto de partida y uno de llegada para las políticas públicas, quizás ofrece la posibilidad de tratar de colocar cualquier discusión sobre el carácter socialista del modelo socio-económico en términos relativamente concretos. Nos ahorraría la verbosidad y la abstracción con la que frecuentemente se aborda –generalmente en medios no académicos- el problema de la desigualdad en Cuba.

Resumiendo, invito cordialmente a una reflexión sobre los dos puntos siguientes:

– Un nivel del coeficiente de Gini de 0,40– “malo” para Cuba, aunque “moderado” para otros países- debería ser considerado como la cota de desigualdad máxima que sería compatible con el socialismo en Cuba, y habría que adoptar medidas para reducir ese nivel lo antes posible.

– La meta de reducir la desigualdad hasta un nivel del coeficiente Gini de entre 0,30 y 0,35 debería ser adoptada en Cuba como el macro-objetivo socioeconómico más importante para los próximos cinco años, al mismo nivel de importancia que se le concede a lograr tasas de crecimiento del producto Interno Bruto de entre 5 y 7 por ciento anuales.

Por aquí pudiéramos intentar hacer una conversación concreta (y en serio) sobre lo que serían posiciones de “izquierda” en Cuba, ¿o, quizás, me equivoco y debemos seguirle dándole vueltas a la noria de las visiones genéricas sobre el socialismo cubano?

Sobre los autores
Pedro Monreal González 55 Artículos escritos
(Guantánamo, 1958). Especialista del Programa de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO. Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de La Habana (1999). Estudios de posgrado en la Universidad del Sur de California (USC), La Jolla, Estados U...
11 COMENTARIOS
  1. Estimado profesor:

    Me parece que los mas imporante y urgente es que el nivel de vida, tanto el de los cubanos pobres como el de los ricos, crezca. Esa seria una tendencia que aplacaria el disgusto entre quienes observan el desarrollo de un estrato de neo-ricos cubanos, por muy justificada que sea esa riqueza. Por ello, una politica que persiga el control de las diferencias en nivel de vida y posesion de cosas, es secundaria.
    El socialismo con desigualdades ha llegado. !Adios al mundo igualitario de la libreta!Lejos estamos aun de una cultura segun la cual el hombre valga por lo que es y no por lo que posee.

    • Pedro Monreal dice:

      Estimado Charles,

      Muchas gracias por su comentario. Ha abordado Ud. un tema importante: «el socialismo con desigualdades».

      El problema es el grado de desigualdades que pudiera existir.

      Personalmente, no creo que pueda hablarse de socialismo -definido como un sistema donde prevalece la justicia social- cuando la distribución desigual del ingreso rebasa determinados limites.

      Tome Ud. el caso de Costa Rica, donde un coeficiente de Gini de 0,527 (muy alto) significa que el 10% más rico de la población tiene un nivel de ingresos 27 veces mayor que el 10% mas pobre. No importa como se pongan esas cifras, eso es cualquier cosa menos justicia social.

      El ejemplo puede ser interesante para Cuba, pues Costa Rica tiene un Indice de Desarrollo Humano (IDH) ligeramente superior al de Cuba (con indicadores de salud y de educacion parecidos, pero con un ingreso per cápita que es el doble del que tiene Cuba.

      No creo que controlar las diferencias de ingresos y de riquezas sea una cosa secundaria.

      En mi modesta opinión, el ser humano es lo que es por la posición que ocupa en la sociedad y esta se relaciona con la posesión de medios de producción. La razón por la cual históricamente surgió el socialismo fue precisamente para que los desposeídos pudieran poseer. Creo que aqui tenemos una discrepancia fundamental.

      No estoy de acuerdo con que se asuma en Cuba que una creciente y alta desigualdad es «normal» para algo a lo que paradójicamente se le llamase «socialismo».

      Muy complacido de poder intercambiar con Ud.

  2. Profesor: Me toco vivir los años de maxima igualdad en la Cuba revolucionaria, cuando las desigualdades se median por el acceso a la cerveza o a un puerco asado. Aun antes de esa etapa recuerdo como el Ministro de Economia en esos tiempos tenia que pedir dinero prestado a sus amigos economistas de CEPAL para terminar el mes ya que Fidel habia donado su sueldo para la reforma agraria y por tanto todos los Ministros habian hecho lo mismo por solidaridad.
    Como en la guerrilla, se pasa hambre y sed pero se esta feliz por estar haciendo lo que se considera que debe hacerse. El Che recibia unicamente su sueldo de comandante y en su casa se comia por la libreta.Pero esa etapaa ya es historia y fue sustituida por la introduccion en Cuba de la «nomenclatura» al copiar soluciones socialistas foraneas, precursora de la etapa en que la consigna fue «resolver» individualmente a como fuera posible cuando el periodo especial.
    Los cubanos se encuentran ante la tarea de reinventar el socialismo y en eso no queda otro camino que ser pragmatico, como Napoleon en sus batallas: «Entro en combate y entonces veo lo que debo hacer». Y al enfrentar esta batalla los cubanos han decidido que el Estado ya no puede pretender hacer todo lo que se requiere hacer en el pais y debe dejar a los cubanos la posibilidad de hacer lo que el Estado no puede ni debe hacer, toda vez que la experiencia vivida indica que esta mas alla de sus posibilidades, al menos en el presente y en el futuro mediato.
    Lo que quise decir es que no es lo mismo que todos aprecien que mejora su nivel de vida a la par que una minoria lo mejora mucho mas, que unicamente una minoria mejore y el resto no. La solucion esta en manos de quienes tienen el poder politico para que cuando ese problema adquiera demasiada significacion, establezcan reglas que limiten las desigualdades. No tengo dudas de que asi sera en la medida en que la mayoria de los cubanos ejerzan el poder politico en el pais. Y, francamente, no veo otro camino para salir del marasmo en el que todavia nos encontramos. Sera un socialismo diferente al que hemos conocido durante medio siglo.

  3. Estimado Charles Romeo, no me queda del todo claro en qué se basa usted para afirmar que en el pasado, vivió los años de máxima igualdad en la Cuba revolucionaria (no me refiero a su caso propiamente sino al de la población cubana en su conjunto), y menos aún que en aquel entonces las desigualdades estaban determinadas por el posible acceso «a la cerveza o a un puerco asado».
    La lógica me indica que efectivamente todo tiempo pasado fue menos desigual, aunque no tenga las evidencias para afirmarlo libremente como usted lo hace. Le debo confesar que si me dejo guiar por mi lógica, la misma me orienta bastante más por los resultados de los indicadores que por la experiencia propia, ya que aquella época que usted menciona «tan igualitaria» no la viví, al menos en su totalidad.
    Precisamente esto que usted considera, de lo cual se desprende la admisión por su parte de un incremento de la desigualdad en la población cubana en los últimos años, me otorga argumentos para considerar que el Estado debe velar siempre por limitar las desigualdades dentro de la población y no sólo por establecer «reglas que limiten las desigualdades cuando este problema adquiera demasiada significación» como usted alega, ya que sino, ¿de qué tipo de sistema socialista estaríamos hablando?

  4. Marlene Azor Hernández dice:

    Lo que no acabo de entender es ¿por qué hay un apagón estadístico con relación a la desigualdad y la pobreza en Cuba hace casi 20 años?, ¿Por qué el gobierno no está monitoreando estos índices vitales para la «justicia social» y no los publica?
    ¿Incompetencia?¿Intereses políticos de ocultar la realidad?.En realidad no entiendo.

  5. Tito:

    El proceso revolucionario cubano empezo hace ya mas de 58 años y ha pasado por diferentes etapas. Es posible que por su edad usted no las haya vivido todas. Si ese es el caso, no me extraña que «no le quede del todo claro» que se vivio en Cuba una epoca de maxima igualdad, sin «shopings», sin «CUC», solo con las dos libretas, la de la comida y la de los productos industriales, cuando el acceso facil a la cerveza y la posibilidad de empatarse con un puerco eran expresiones de logros excepcionales asi como el conseguir un turno para comer en un restauran estatal pagando en CUP y a precios muy reducidos. A diferencia de lo que ahora sucede habia dinero y faltaban productos y por ello el igualitarismo de las libretas, poco pero para todos.Es verdad tambien que entonces habian solo 6 millones de cubanos y ahora casi el doble. Era tambien la epoca en que la maxima aspiracion de un revolucionario cubano era lograr incorporarse a un movimiento guerrillero de liberación nacional en un pais latinoamericano o africano.Lo que pasa es que de eso no se habla hoy en dia para no enturbiar relaciones internacionales: lo pasado, pasado esta. Mi suegro combatio en Guinea, un medico amigo en las montañas de Venezuela, otros amigos en Bolivia y en Argentina y yo mismo cambie una oficina en el Palacio de la Revolucion por las montañas de Falcon en Venezuela. Fue una epoca cuando en Cuba regia eso de que «no solo de pan vive el hombre». Lo triste para mi es que no se haya sido capaz de mantener vivo ese espiritu ni transmitirlo eficazmente a las nuevas generaciones. Y todo eso en un pais en que la frugalidad era una constante asi como la alegria de vivir haciendo historia y no simplemente dejandose llevar pasivamente por ella. El mundo ha cambiado, a los combatientes iternacionalistas los han sustituido los «batas blancas» cubanos regados por el Tercer Mundo, al aislamiento total de Cuba en el continente, con la salvedad de mexico, la CELAC con los EE.UU.ahora aislados, a la cooperacion economica con el otrora Campo Socilista, las relaciones comercilaes con el mundo capitalista y el bloqueo americano todavia funcionando. Para sobrevivir y continuar mejorando, Cuba ha debido cambiar y lo que ha hecho le ha permitido seguir existiendo. Los nuevos cambios internos son el resultado de la necesidad de encontrar nuestra variante de socialismo en el siglo XXI que difiere de la que hemos practicado hasta ahora y que estan siendo decididos por los propios cubanos.

    • Pedro Monreal dice:

      Estimados Charles y Tito,

      Muchas gracias por sus comentarios y por el intercambio que sostienen en este espacio sobre un tema tan importante como la igualdad en Cuba.

      Si me permiten un paréntesis, uno de los propósitos de la breve nota que he escrito es para llamar la atención respecto a que una reflexión sobre el tema –no necesariamente por parte del ciudadano que no se especializa en el tema, pero que sí creo que es un deber de los especialistas, funcionarios y periodistas- necesita cuantificar de qué se está hablando cuando se aborda el tema de la igualdad y de la desigualdad. No creo que sea necesario aclararlo, pero por si acaso, la igualdad social no es lo mismo que igualitarismo.

      En ese sentido, yo considero que un índice Gini de 0.40 es “malo” para Cuba, aunque en otros países organizarían una fiesta el día que logren bajar el índice a ese nivel. Como he dicho antes, no puedo afirmar tajantemente que el Gini de Cuba sea hoy 0,40 o mayor, pero hay datos y análisis sueltos que me inclinan a pensar que es mayor de 0,40. Digo, además, que habría que reducirlo hasta 0,32, que no es tan bajo como el que existía anteriormente en Cuba, pero que pudiera dar cabida a una distribución relativamente equitativa del ingreso.

      Una de las posibles distribuciones (hipotéticas) de un Gini de 0,32 pudiera significar que el 5% más pobre de la población solamente dispondría del 0,48% del ingreso total, mientras que el 5% más rico dispondría del 10% del ingreso total.

      Es decir, el 5% de las familias más ricas tendrían ingresos 20 veces mayores que el 5% de las familias más pobres. Eso no es igualitarismo, ni de lejos, pero es una distribución relativamente más equitativa que lo ocurre en el ejemplo que he mencionado de Costa Rica donde el 10% más rico de la población tiene un nivel de ingresos 27 veces mayor que el 10% más pobre.

      Lo que digo es que hay que acabar de “aterrizar” las conversaciones que se tienen en Cuba acerca de la igualdad y la desigualdad.

      Obviamente eso requiere de unas cifras que no están disponibles. Forma parte del “apagón estadístico” que ha mencionado Marlene, pero, aunque no tengo evidencia para afirmarlo, creo que el problema no es la ausencia de medición, sino que la medición se hace y no se divulga.

      Si van al sitio web de la Oficina Nacional de Estadísticas van a encontrarse el Formulario 9002 “Encuesta Nacional sobre la Situación Económica de los Hogares (ESEH)”, que es la base de captación de los datos para el cálculo del coeficiente Gini.

      El Formulario está actualizado. Es difícil pensar que no se utiliza.

      • Estimado Charles:

        Muchas gracias por su respuesta. Efectivamente como usted plantea, mi corta edad no me permitió transitar y ser parte de las diferentes etapas por las cuales el proceso revolucionario ha transitado. A pesar de ello, gracias a mis estudios superiores y a los testimonios y comentarios de familiares, amigos y de personas como usted, he podido instruirme al respecto.
        Debo confesarle que aunque entiendo su punto de vista no lo comparto del todo pues opino que sus ejemplos, basados en la ausencia de «shoppings», de CUC y la existencia de las dos libretas, entre otras cuestiones, están más enfocados hacia el igualitarismo que hacia la igualdad. Desde mi punto de vista, las dos libretas constituyen ejemplos de políticas gubernamentales dirigidas a garantizar la satisfacción de necesidades elementales de la población a un precio módico, garantizando con ello un «igualitarismo» en este aspecto, pero esto nada tiene que ver con la distribución de ingresos entre la población, elemento fundamental a la hora de hablar de igualdad. Inclusive con las libretas y aunque fuese a precios muy bajos, las familias seguían necesitando de ingresos para poder acceder a estos productos, cosa lógica, sin embargo, ¿cuán equitativa era la disponibilidad monetaria en los hogares cubanos?
        No dudo que en épocas pasadas los niveles de igualdad entre la población cubana fueran superiores a los actuales, en eso estamos de acuerdo, sin embargo, se debe ser muy cuidadoso a la hora de comentar sobre este tema ya que, desde mi punto de vista, hoy en día una de las discusiones más complicadas es precisamente qué elementos incluir en la medición de la igualdad en Cuba.
        Saludos.

      • Estimado Monreal, muchas gracias por su comentario.
        Definitivamente la ausencia de estadísticas y de valores en general vinculados con la economía, es uno de los principales problemas que tienen que enfrentar los economistas cubanos a la hora de desarrollar diversos análisis relacionados a los tantísimos temas actuales. Esta falta de indicadores limita de manera inobjetable el alcance y la fiabilidad de los estudios que puedan reaizarse.
        En particular, los análisis vinculados al tema de la desigualdad son muy sensibles a la ausencia de mediciones pues aunque «el ojo y la cotidianeidad» indiquen que efectivamente ha habido un deterioro de este factor, la no disponibilidad de cifras no permite confirmarlo cayendo en mayor o menor medida en el campo de las de las hipótesis.
        Efectivamente, en el sitio de la ONEI aparece la ESEH y realmente al estar disponible la base para la captación de los datos para el cálculo del Gini, es casi seguro que el coeficiente se determine pues anteriormente se ha hecho, no obstante, el mismo no se publica en la actualidad. Lo único que puedo pensar es que no se socializa conscientemente, con el objetivo de dificultar los análisis económicos respectivos que a partir del mismo pudieran realizarse, todo lo cual responde a un interés del gobierno en que los mismos no se hagan.
        Saludos.

  6. Profesor:
    Entiendo muy bien su inquietud que comparto. Pero no se ataca un problema hasta que este surge y pone en movimiento fuerzas para corregirlo. Y ese problema esta efectivamente surgiendo y ampliandose, con lo cual no tengo duda alguna que la autoridad politica debera prestarle atencion para al menos atenuarlo, como usted propone.Trabajadores de la educación y de la salud, y otros con seguridad, estan sosteniendo nuestro humanismo y cuando veo los carros modernos que circulan creo que no son precisamente de los medicos, enfermeras y profesores de primaria, secundarias y preuniversitarios. Quizas de algun profesor universitario. Creame si le digo que los dias que pase en cuidados intensivos de un hospital cubano y las operaciones que me hicieron, todo ello gratuitamente, me sensibilizaron con respecto al humanismo vigente en Cuba y sobre todo, me hicieron pensar en como viven quienes me atendieron con el esmero, conocimientos y medicamentos que me mantienen vivo. En el pais que deje hace ya mucho tiempo es utópico plantearse el problema de la desigualdad, no en Cuba. Entre otras razones, por eso vivo aqui.
    De acuerdo con usted: hay que pensar en ello y «meterle mano».

  7. Nelson P Valdes dice:

    Sobre el tema de la desigualdad de ingresos y la estratificación en otros aspectos [vivienda, por ejemplo] – es necesario localizar el analisis en el momento histórico. Por ejemplo, la etapa 1959-1962 es muy diferente a 1962-1982, y lo mismo sucede de 1982 al 92, y de ahí en adelante. O sea, la desigualdad social, económica y de otros aspectos hay que analizarse en su diferentes momentos. Cuando Cuba y la ex URSS tenían términos de intercambio que eran obviamente positivos para la isla [1 tonelada de azucar generaba una cantidad de toneladas de petroleo que no estaban acordes con los precios reales en el mercado internacional – ya que se seguía una lógica política por ambos paises]. Algo que hay que analizar es la masiva capitalización que se estableció en el momento en que la vivienda personal podía venderse. Cual fue la lógica que establecio la privatización y capitalización de un valor de uso en un valor de venta. Por cierto, no hubo debate sobre la medida.

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