
Foto: Modesto del Río / Flickr (CC BY 2.0)
Hace aproximadamente una década comenzó a manifestarse en Estados Unidos (y luego en el resto del mundo), una profunda crisis económica/financiera, la que de forma cruda se hizo sentir en la mayoría de los países desarrollados, en vías de desarrollo y los más atrasados del planeta.
La salida a tal situación (pasados unos diez años), no ha logrado reacomodar niveles significativos de crecimiento económico en la mayoría de las naciones industrializadas, incluyendo Estados Unidos; manteniéndose, en general, una cierta contracción económica, reflejada en los bajos índices de crecimientos mundiales, elevadas tasas de desempleo, reducción de los sectores medios de la sociedad y aumento de la pobreza en las diversas regiones. Podemos adicionar los elevados incrementos de flujos migratorios y la proliferación de complejos y agudos conflictos militares, donde en la mayoría de los casos se vio involucrado Estados Unidos.
Se ha creado un panorama poco optimista y, por demás, elevadamente preocupante, cuando el mundo alberga unos 7,500 millones de personas y los problemas ecológico/ambientales hacen crisis o tienden a agravarse. En este contexto de complejas situaciones (económicas, políticas o ambientales), en las que existen también responsabilidades de las administraciones norteamericanas, es que se origina en la sociedad estadounidense el descontento, la incertidumbre y la necesidad de realizar cambios para recuperar económicamente al país y hacer resurgir el otrora “sueño americano”.
Pero no son las mismas ni la situación internacional, ni la doméstica de la nación norteamericana, ni la del resto del mundo. Ni tan siquiera algo parecida a cuando Estaos Unidos alcanzó los niveles de riqueza y bienestar social que ahora añoran. Si la afirmación crea dudas, ahí están los criterios expresados por los candidatos presidenciales durante la reciente campaña electoral. El aspirante triunfador utilizó una nueva retórica anti-convencional y anti-establishment; manejando ideas, que aunque desde diversos ángulos eran y son cuestionables, pero satisfacían intereses o preocupaciones de grandes y autóctonos conglomerados de la sociedad norteamericana, permitiéndole alcanzar la victoria.
Durante varias décadas (probablemente unas cuatro), al visualizar opciones para obtener mayores utilidades, una parte de los capitales estadounidenses emigró del país, acudiendo a invertir en otras naciones con necesidades, que les brindaron mano de obra barata, recursos naturales, mercados, ventajas impositivas u otras seguridades.
Esos “capitales migratorios” contribuyeron a fundamentar al nuevo liberalismo económico, identificado como neoliberalismo, que junto al actual proceso de globalización se desarrolló y ha predominado en una buena parte de la economía mundial; haciendo evidente que el capital no tiene patria y sólo busca obtener ganancias.
El neoliberalismo no ha alcanzado éxitos integrales, tampoco contribuyó al desarrollo de la mayoría de los países y, en no pocos casos, amplió las crisis sociales y las franjas de pobreza existentes.
Con la llegada del nuevo inquilino de la Casa Blanca (que además del poder ejecutivo, cuenta a su favor con la mayoría del Congreso y el sector judicial), es posible que se desarrolle un amplio y profundo cambio con relación a las anteriores políticas (domésticas o internacionales); lo que origina incertidumbre o temores no sólo dentro de Estados Unidos, sino entre sus propios aliados y resto del mundo. Con independencia de las enormes utilidades que muchas empresas norteamericanas obtuvieron en el exterior, Estados Unidos dejó de invertir en relación a la cuantía que sus necesidades de crecimiento reclamaban.
Transcurrido el tiempo se produjo un mayor nivel de concentración y centralización de los capitales, originándose afectaciones y la reducción de la otrora reluciente clase media estadounidense. Lógicamente, creció el desempleo y se depauperaron importantes sectores laborales, manifestándose preocupantes niveles de pobreza. La nueva Administración norteamericana, ahora encabezada por el presidente Donald Trump y su equipo de ricos magnates (representantes de la oligarquía estadounidense), pondrá en marcha una nueva política económica, ahora de carácter proteccionista o aislacionista, que intentará, entre otras cosas, que retornen los capitales que emigraron del país.
Probablemente la actual Administración, para dinamizar la economía doméstica, retome criterios keynesianos para reducir el desempleo, promoviendo inversiones productivas y en las infraestructuras convenientes a la nación. Todo ello cuando el mundo de las finanzas internacionales se ha hecho inseguro e inestable, existe especulación y diversas monedas se han ido fortaleciendo. La nueva Administración se dedicará a afianzar o hacer crecer la producción, también a desarrollar obras que generen fuentes de empleos y hagan crecer la economía. El presidente Trump, según lo dicho, (volteándose hacia dentro), hará todos los esfuerzos para colocar a Estados Unidos en la posición cimera que indiscutiblemente ocupó durante décadas en el mundo.
Por la influencia que ostenta Estados Unidos internacionalmente, de aplicarse dicha nueva política, es probable que la misma debilite, o haga pasar a mejor vida, la conocida época de la globalización neoliberal, aunque por supuesto surgirán otros problemas. Así las cosas y especulando sobre las relaciones internacionales (cuando, por demás, hace más de 25 años que desapareció la Guerra Fría); todo indica que la Administración Trump desarrollará buenas relaciones con Rusia y ello probablemente ocasione nuevas formas de relaciones con los países europeos y sus instituciones representativas. Algo similar puede ocurrir en otras regiones del mundo. Al parecer las preocupaciones del señor Trump se dirigen más hacia China, dado los significativos avances económicos de esa nación; sus elevados y sostenidos niveles de crecimiento económico, que la han situado en un plano cimero de competirle la primacía económica mundial a Estados Unidos.
No es de extrañar que producto de los sólidos acuerdos de cooperación económica, política y militar entre Rusia y China y otros países en vías de desarrollo, la Administración estadounidense (ahora pretendiendo mirar con mayor atención hacia adentro que hacia fuera), intente debilitar esas relaciones, lo que puede ser otra de sus políticas estratégicas en el plano global.
No resulta ilógico ni trasnochado pensar que Estados Unidos considere necesario rediseñar su política internacional para beneficiarse más de ella; especialmente abandonando o reduciendo los sustanciosos apoyos financieros y militares que de forma permanente mantienen por el mundo.
Indudablemente que tales cambios les posibilitaría orientarse mejor hacia dentro, fortalecer la economía y contar con mayores recursos para dinamizarla; propiciando, a su vez, un clima de mayor distención mundial, que favorecería a todos los países para priorizar sus programas económicos y sociales internos.
El tiempo próximo y las actuaciones de la controvertida y rupturista Administración Trump serán, en definitiva, las que señalarán en el corto o mediano plazo el camino que tomen los acontecimientos. Tengamos paciencia y sigamos con rigor la marcha de las actuaciones y sacaremos mejor nuestras propias conclusiones.
Albio dice:
Muy buen articulo Sr Balari ya que el gasto publico que habia instaurado Obama era insostenible aunque la prensa traa de desvirtuar todo lo que dice o hace Trump,dos ejemplos:
Trump solo pregunto que por que USA tiene que hacerse cargo del 75% del mantenimiento de la OTAN si esta la forman paises desarrollados perola prensa publico: Trump va a a desmantelar la OTAN…!!!
Otro que publico el Pais: Veta Tump la entrada de limones argentinos…
Ese era el titular en letras negras …cuando leo, en el ultimo parrafo decia: Los limones argentinos no entran a USA desde 2001 pero el presidente Obama derogo es prohibición en el pasado Diciembre.
No decía nada sobre las causas y cuando me pongo a buscar encontré que no entran debido a una plaga autóctona de Argentina y todos los años fitosanitarios norteamericanos van para ver si se pueden importar de nuevo pero Obama sin consultar con estos simplemente quito ese veto…!!!
Son solo dos eemplos de coo la prensa tergiversa burdamente.
Lo principal es que desde cogio la presidencia las bolsa de valores y las inversiones están en alza
Gracias por su articulo