Entre una Cuba donde durante los últimos 30 años se sigue privilegiando la invisibilización del tema y una Alemania donde ser negro es ser parte del paisaje y el exotismo, continúo nutriéndome a conciencia de aquí y de allá, estrechando lazos, prescindiendo de otros por nocivos y, también, colaborando en más de un proyecto y gestionando los míos propios. También creando nuevas redes, posicionando determinados temas y, por qué no, contribuyendo al debate sobre el racismo en Cuba.
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