
En medio del proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, Cuba Posible dialoga con Geoff Thale, de la Fundación WOLA, quien posee dos décadas de experiencia de diálogo con Cuba, en contra del bloqueo y a favor del respeto de la soberanía del pueblo cubano.
1. ¿Cómo surge WOLA? ¿Cuál ha sido su proyección hacia América Latina?
WOLA surgió después del golpe de Estado en Chile contra el presidente Salvador Allende y su gobierno. Los fundadores de WOLA fueron activistas religiosas y misioneros que habían trabajado con las comunidades de base en Chile, y muchos amigos/as de ellos/as fueron detenidos, y hasta desparecidos, por acciones de los golpistas en Chile. En aquel entonces se presionó al gobierno de Estados Unidos en cuanto a su apoyo a Pinochet, y se realizaron múltiples gestiones para proteger a los colegas en Chile. La mística de WOLA se formó en esa época, por medio de la incidencia política en Estados Unidos, en el Congreso y con la Administración, basado en relaciones de amistad y solidaridad con activistas en América Latina muy comprometidos en la lucha para la justicia social.
En los años 70 trabajamos contra las dictaduras que surgieron en el Cono Sur. En los 80 expandimos el trabajo hacia América Central, en contra de las políticas de la Administración Reagan en Nicaragua, El Salvador, Honduras. Ahora tenemos un equipo de 25 personas, y trabajamos en México y Centro América, en Cuba, en Colombia, y en temas regionales. Trabajamos en la defensa de los derechos humanos y de la justicia social, y a favor de una política de Estados Unidos más respetuosa y equitativa hacia la región.
2. UD. lleva muchos años en una relación intensa y positiva con Cuba, signada por un espíritu de acompañamiento y de aporte al bienestar de la Isla. ¿Cómo valora esta experiencia?
Cuando comencé a trabajar en WOLA, en el año 1995, inicié el trabajo de la institución sobre Cuba, haciendo incidencia política en contra del bloqueo, y en tratar de construir relaciones de diálogo entre grupos académicos y religiosos en Cuba con sus contrapartes en Estados Unidos (y también en otros países de la región.) Para mí ha constituido una experiencia larga y dura, producto de la hostilidad de sectores cubanoamericanos y sectores de la derecha en Estados Unidos. Sin embargo, también ha sido una experiencia muy positiva. En Estados Unidos, hemos encontrado a personas muy valiosas a favor del fin del bloqueo y a favor de la normalización; y ahora creo que la mayoría de la población estadounidense favorece esta política. Igualmente, en Cuba, hemos encontrado a muchísimos colegas en el gobierno, en la comunidad académica, en las iglesias, que ha sido sumamente amables y abiertos, que ha estado dispuestos a dialogar y gestionar una relación entre ambos países que sostenga la justicia social y la soberanía de Cuba. Después de muchos años de trabajo, he visto cambios importantes en la relación, como por ejemplo: un proceso de normalización, un debilitamiento del bloqueo (aunque aún falta mucho para el fin del mismo), y nuevos vínculos entre ambas sociedades.
3. En todo este quehacer de WOLA, ya histórico, ¿con qué actores cubanos se han relacionado? ¿Qué experiencias han compartido en favor de ambos países?
Hemos trabajado, durante el transcurso de los años, con muchos actores. No siempre hemos estado de acuerdo en todo, pero siempre hemos mantenido una actitud de diálogo y respeto. Hemos dialogado con varios centros de investigación académica (CEHSEU, CIPI, Fundación Núñez Jiménez y el CEEC, etc.), con la Universidad de La Habana y muchas de sus facultades, y con los miembros cubanos del Grupo de Trabajo sobre Cuba de LASA, entre otros. En el contexto de la visita a Cuba del papa Juan Pablo II, en 1998, y las visitas de Benedicto XVI (2012) y Francisco (2015), hemos trabajado con académicos cubanos que estudian temas de religión, con el Consejo de Iglesias de Cuba, con el Centro Martin Luther King, con personas de la Arquidiócesis de La Habana, y con la Comunidad Judía de Cuba, para reforzar los puentes del diálogo con sus contrapartes en Estados Unidos.
En este sentido, hemos organizado seminarios en Washington con líderes de la comunidad religiosa de Cuba, que han explicado la realidad de la Isla; con el Grupo de Trabajo sobre Cuba de LASA, defendiendo el intercambio académico -incluso en la etapa tan difícil del presidente Bush. En años recientes hemos llevado a Cuba a líderes sindicales de Estados Unidos, para que conozcan a la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y dialoguen con ella sobre la actualización del modelo cubano. Asimismo, hemos llevado expertos en temas de seguridad regional, para intercambiar con académicos y oficiales cubanos sobre las posibilidades de colaboración entre los dos países. Estamos seguros de que cada uno de los dos pueblos tiene cosas que aprender del otro, y que el diálogo respetuoso es la mejor manera para avanzar en esta relación.
4. ¿Cómo logró WOLA desmarcarse, durante todos estos años, de los instrumentos políticos-financieros del gobierno de Estados Unidos destinados a promover un “cambio de régimen” en Cuba al estilo de “Europa del Este”, las “primaveras árabes” o “las revoluciones de colores”?
WOLA, desde sus inicios en la década del 70, ha tenido la política de no aceptar fondos del gobierno de Estados Unidos, para así proteger nuestra independencia institucional. Durante el transcurso de los años, la mesa directiva se ha empeñado, en el mejor sentido del término, en mantener esta política. Inicialmente, los fondos de WOLA venían de iglesias, y después empezamos recibir fondos de fundaciones privadas, como la Fundación Ford, y de individuos que comparten nuestros objetivos. (El reporte anual nuestro está disponible en la página web de WOLA (www.wola.org) y tiene la lista de todos nuestros financistas). Como resultado, hemos podido mantener una visión y una gestión independiente. En el caso de Cuba, entonces, tampoco hemos aceptado, jamás, fondos de AID o de otras agencias del gobierno de nuestro país. Por otra parte, desde nuestros primeros contactos con Cuba la convicción del trabajo de WOLA ha sido el final del bloqueo y la capacidad de Cuba para determinar su propio futuro; no a través del “cambio de régimen”, sino por medio del respeto de sus dinámicas internas y soberanas, como por ejemplo: el actual proceso de renovación de su modelo económico y social.
5. Desde hace muchísimos años algunos colaboradores de la Isla y de WOLA han compartido la meta estratégica del levantamiento del bloqueo hacia Cuba y la normalización de relaciones entre nuestros países. Y todo esto sobre la base del respeto irrestricto a la soberanía de la Isla. ¿Cómo evalúa cualitativamente esta cooperación mutua? ¿Cómo estima que debe continuar en el futuro?
Después de muchos años de trabajo, las fuerzas en favor del fin del bloqueo y la normalización de relaciones entre ambos países hemos avanzado mucho. Aunque no podemos decir que el proceso es irreversible todavía, las decisiones tomadas por el presidente Obama y el presidente Castro han resultado en avances muy concretos, como son: la apertura de Embajadas, acuerdos sobre cuestiones marítimas y ambientales, en temas de seguridad y en viajes, entre otros; que han adquirido un carácter institucional importante. Del mismo modo, los espacios para el diálogo entre los académicos, sectores religiosos e investigadores, etcétera, han avanzado significativamente. Dicho diálogo permite el intercambio de ideas, fortalece debates fructíferos y contribuye al entendimiento mutuo. De igual modo, quiero señalar que esto resulta indispensable para concretar unas relaciones bilaterales basadas en el respeto mutuo, con capacidad para alcanzar la normalización completa de las relaciones entre ambos países. Por ello, WOLA sigue comprometida en su trabajo con contrapartes como Cuba Posible y con otras que desean mantener un diálogo entre nuestros académicos, religiosos, empresarios y políticos, entre nuestras sociedades.
1. ¿Cómo surge WOLA? ¿Cuál ha sido su proyección hacia América Latina?
WOLA surgió después del golpe de Estado en Chile contra el presidente Salvador Allende y su gobierno. Los fundadores de WOLA fueron activistas religiosas y misioneros que habían trabajado con las comunidades de base en Chile, y muchos amigos/as de ellos/as fueron detenidos, y hasta desparecidos, por acciones de los golpistas en Chile. En aquel entonces se presionó al gobierno de Estados Unidos en cuanto a su apoyo a Pinochet, y se realizaron múltiples gestiones para proteger a los colegas en Chile. La mística de WOLA se formó en esa época, por medio de la incidencia política en Estados Unidos, en el Congreso y con la Administración, basado en relaciones de amistad y solidaridad con activistas en América Latina muy comprometidos en la lucha para la justicia social.
En los años 70 trabajamos contra las dictaduras que surgieron en el Cono Sur. En los 80 expandimos el trabajo hacia América Central, en contra de las políticas de la Administración Reagan en Nicaragua, El Salvador, Honduras. Ahora tenemos un equipo de 25 personas, y trabajamos en México y Centro América, en Cuba, en Colombia, y en temas regionales. Trabajamos en la defensa de los derechos humanos y de la justicia social, y a favor de una política de Estados Unidos más respetuosa y equitativa hacia la región.
2. UD. lleva muchos años en una relación intensa y positiva con Cuba, signada por un espíritu de acompañamiento y de aporte al bienestar de la Isla. ¿Cómo valora esta experiencia?
Cuando comencé a trabajar en WOLA, en el año 1995, inicié el trabajo de la institución sobre Cuba, haciendo incidencia política en contra del bloqueo, y en tratar de construir relaciones de diálogo entre grupos académicos y religiosos en Cuba con sus contrapartes en Estados Unidos (y también en otros países de la región.) Para mí ha constituido una experiencia larga y dura, producto de la hostilidad de sectores cubanoamericanos y sectores de la derecha en Estados Unidos. Sin embargo, también ha sido una experiencia muy positiva. En Estados Unidos, hemos encontrado a personas muy valiosas a favor del fin del bloqueo y a favor de la normalización; y ahora creo que la mayoría de la población estadounidense favorece esta política. Igualmente, en Cuba, hemos encontrado a muchísimos colegas en el gobierno, en la comunidad académica, en las iglesias, que ha sido sumamente amables y abiertos, que ha estado dispuestos a dialogar y gestionar una relación entre ambos países que sostenga la justicia social y la soberanía de Cuba. Después de muchos años de trabajo, he visto cambios importantes en la relación, como por ejemplo: un proceso de normalización, un debilitamiento del bloqueo (aunque aún falta mucho para el fin del mismo), y nuevos vínculos entre ambas sociedades.
3. En todo este quehacer de WOLA, ya histórico, ¿con qué actores cubanos se han relacionado? ¿Qué experiencias han compartido en favor de ambos países?
Hemos trabajado, durante el transcurso de los años, con muchos actores. No siempre hemos estado de acuerdo en todo, pero siempre hemos mantenido una actitud de diálogo y respeto. Hemos dialogado con varios centros de investigación académica (CEHSEU, CIPI, Fundación Núñez Jiménez y el CEEC, etc.), con la Universidad de La Habana y muchas de sus facultades, y con los miembros cubanos del Grupo de Trabajo sobre Cuba de LASA, entre otros. En el contexto de la visita a Cuba del papa Juan Pablo II, en 1998, y las visitas de Benedicto XVI (2012) y Francisco (2015), hemos trabajado con académicos cubanos que estudian temas de religión, con el Consejo de Iglesias de Cuba, con el Centro Martin Luther King, con personas de la Arquidiócesis de La Habana, y con la Comunidad Judía de Cuba, para reforzar los puentes del diálogo con sus contrapartes en Estados Unidos.
En este sentido, hemos organizado seminarios en Washington con líderes de la comunidad religiosa de Cuba, que han explicado la realidad de la Isla; con el Grupo de Trabajo sobre Cuba de LASA, defendiendo el intercambio académico -incluso en la etapa tan difícil del presidente Bush. En años recientes hemos llevado a Cuba a líderes sindicales de Estados Unidos, para que conozcan a la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y dialoguen con ella sobre la actualización del modelo cubano. Asimismo, hemos llevado expertos en temas de seguridad regional, para intercambiar con académicos y oficiales cubanos sobre las posibilidades de colaboración entre los dos países. Estamos seguros de que cada uno de los dos pueblos tiene cosas que aprender del otro, y que el diálogo respetuoso es la mejor manera para avanzar en esta relación.
4. ¿Cómo logró WOLA desmarcarse, durante todos estos años, de los instrumentos políticos-financieros del gobierno de Estados Unidos destinados a promover un “cambio de régimen” en Cuba al estilo de “Europa del Este”, las “primaveras árabes” o “las revoluciones de colores”?
WOLA, desde sus inicios en la década del 70, ha tenido la política de no aceptar fondos del gobierno de Estados Unidos, para así proteger nuestra independencia institucional. Durante el transcurso de los años, la mesa directiva se ha empeñado, en el mejor sentido del término, en mantener esta política. Inicialmente, los fondos de WOLA venían de iglesias, y después empezamos recibir fondos de fundaciones privadas, como la Fundación Ford, y de individuos que comparten nuestros objetivos. (El reporte anual nuestro está disponible en la página web de WOLA (www.wola.org) y tiene la lista de todos nuestros financistas). Como resultado, hemos podido mantener una visión y una gestión independiente. En el caso de Cuba, entonces, tampoco hemos aceptado, jamás, fondos de AID o de otras agencias del gobierno de nuestro país. Por otra parte, desde nuestros primeros contactos con Cuba la convicción del trabajo de WOLA ha sido el final del bloqueo y la capacidad de Cuba para determinar su propio futuro; no a través del “cambio de régimen”, sino por medio del respeto de sus dinámicas internas y soberanas, como por ejemplo: el actual proceso de renovación de su modelo económico y social.
5. Desde hace muchísimos años algunos colaboradores de la Isla y de WOLA han compartido la meta estratégica del levantamiento del bloqueo hacia Cuba y la normalización de relaciones entre nuestros países. Y todo esto sobre la base del respeto irrestricto a la soberanía de la Isla. ¿Cómo evalúa cualitativamente esta cooperación mutua? ¿Cómo estima que debe continuar en el futuro?
Después de muchos años de trabajo, las fuerzas en favor del fin del bloqueo y la normalización de relaciones entre ambos países hemos avanzado mucho. Aunque no podemos decir que el proceso es irreversible todavía, las decisiones tomadas por el presidente Obama y el presidente Castro han resultado en avances muy concretos, como son: la apertura de Embajadas, acuerdos sobre cuestiones marítimas y ambientales, en temas de seguridad y en viajes, entre otros; que han adquirido un carácter institucional importante. Del mismo modo, los espacios para el diálogo entre los académicos, sectores religiosos e investigadores, etcétera, han avanzado significativamente. Dicho diálogo permite el intercambio de ideas, fortalece debates fructíferos y contribuye al entendimiento mutuo. De igual modo, quiero señalar que esto resulta indispensable para concretar unas relaciones bilaterales basadas en el respeto mutuo, con capacidad para alcanzar la normalización completa de las relaciones entre ambos países. Por ello, WOLA sigue comprometida en su trabajo con contrapartes como Cuba Posible y con otras que desean mantener un diálogo entre nuestros académicos, religiosos, empresarios y políticos, entre nuestras sociedades.