-El impacto de Internet, las nuevas tecnologías, soportes y medios audiovisuales han reconfigurado todas las formas de realización, circulación y consumo de las obras artísticas. ¿Cuál ha sido la experiencia de cada uno en este sentido? ¿Sienten que esos cambios los perjudican, favorecen o influyen de manera notable en el resultado final de sus obras?
db Estudios (sonido): Como muchos otros, iniciamos nuestra carrera en la era digital, lo que nos permite acceder de manera más directa y rápida a las nuevas tecnologías. Podemos disponer de equipos más pequeños y versátiles, que superan los estándares de calidad del anterior sistema analógico. Existen nuevas formas para procesar la información sonora con infinidad de posibilidades, y todo tributa al resultado final. Creemos que depende de nosotras sacar mayor provecho y poner toda la tecnología en función de la obra y no viceversa.
No es secreto que todo este desarrollo técnico también tiene un sentido comercial, de consumo, y no exclusivamente para apoyar una necesidad expresiva determinada, en este caso del cine. Como plataforma, Internet, ofrece infinidad de posibilidades para reproducir y consumir las obras. Por eso debemos tener claro que un filme puede ser apreciado en diferentes formatos y medios. Aun cuando se filme una película, esta puede ser vendida a la televisión, y entonces la banda sonora que fue mezclada para una sala de cine, será reproducida en cualquier pantalla doméstica, o dispositivo (como tabletas, computadoras y móviles) que ofrecen otras posibilidades sonoras en sus altavoces. No podemos desconocer ese fenómeno, por eso hacemos diferentes mezclas finales, con parámetros específicos que se adecuen a estos soportes de visualización, respetando en todo momento el concepto con que fue diseñada la banda sonora original.
Pedro Suarez- (Espiral. Servicios Audiovisuales): Desde que comencé a trabajar en el medio audiovisual, en 1994, de una forma u otra, los cambios tecnológicos no han dejado de producirse. Para mí lo más importante ha sido mantenerme actualizado y con una mente abierta para adaptar los modos de realizar a las necesidades de cada momento. Por ejemplo, en el largometraje Sergio y Serguei, la aplicación de las nuevas tecnologías llegó a un punto muy alto. Desde los medios para el rodaje hasta la post-filmación y el intercambio con los especialistas y productores, requirió de una amplia utilización de la tecnología.
Fue una película donde el 40 por ciento de los planos necesitó de algún efecto digital. Se filmó en Cuba y en España, y durante la post-filmación se sostuvo la labor simultánea de equipos de trabajo en La Habana y Barcelona. Mantener la coherencia y la unidad en el resultado, trabajando a 7,000 kilómetros de distancia, requirió de un intenso intercambio a través de Internet. Puedo afirmar que fue una tremenda experiencia tecnológica desde la pre-filmación hasta la post.
A los cambios tecnológicos no podemos oponernos. Tenemos que adaptarnos y evolucionar junto a ellos. Pero no debemos involucrarnos en una loca carrera por la actualización tecnológica. Ni la lógica, ni la economía de nuestro país, nos lo permiten. Debemos mantenernos actualizados y programar, conscientemente, cada uno de los saltos tecnológicos que vamos a dar.
Es importante saber que no solo ha variado el modo de producir, sino también el modo de consumir el audiovisual. En los últimos años, al concluir un trabajo, tengo en cuenta hacer masterizaciones para todos los medios, tanto para el cine digital de alto estándar y definición (DCP), como para obras que tendrán su distribución en Internet o canales de televisión. En el mundo de hoy, todos esos medios son válidos y para todos debemos trabajar.
Yisell Vargas- (DTS producciones): Para nosotros, la existencia de Internet ha significado una amplia cantera de trabajo y posibilidades de crecimiento profesional. Vivimos en una Isla que tiene en el turismo uno de los pilares fundamentales de su economía; sin embargo, ha sido lenta la concientización de las personas que deben tomar decisiones relacionadas con el tema de la publicidad audiovisual y su impacto para atraer visitantes y turistas. En los últimos años esa percepción ha cambiado y ahí entramos nosotros aprovechando las redes para colocar nuestras producciones, trabajos que responden a estrategias diseñadas por el Estado o cadenas hoteleras. Años atrás solo se realizaban videos institucionales poco atractivos que se colocaban en ferias, eventos o canales de televisión ubicados en los hoteles en un flujo unidireccional que no interactuaba con los clientes. Ahora se desarrollan procesos creativos en múltiples plataformas, realizándose obras de carácter publicitario pensadas para las redes sociales, cápsulas diarias de videos e imágenes que se suben a Instagram, Facebook o Youtube, rodadas y editadas día a día. Se realizan transmisiones en vivo y mantenemos un flujo de trabajo pensando en la interconectividad y las plataformas on line.
Ricardo Figueredo (productor y realizador): Las nuevas tecnologías y plataformas me han ayudado a distribuir el tipo de cine que me interesa realizar o apoyar. En lo particular ha sido una experiencia doblemente gratificante; yo, como productor, he sido responsable de la saga Nicanor, escrita y dirigida por Eduardo del Llano. Este tipo de obra no le ha interesado a las instituciones audiovisuales del país, ni a los críticos, que apenas han hablado de ella. Sin embargo, mucha gente la conoce y espera frecuentemente un nuevo capítulo de esta saga iniciada en el 2004. Y eso se lo debemos a la existencia de espacios y soportes alternativos de distribución. Mi experiencia más emotiva en ese sentido fue el recibimiento que tuvo mi documental La singular historia de Juan sin nada, que no fue aceptado en ningún certamen cinematográfico del país y, sin embargo, los espectadores lo vieron a través del “Paquete semanal”, o en la distribución “mano a mano”, con memorias flash. Al final uno hace películas para el público y me satisface que puedan verlas de la forma que sea. Al mismo tiempo, las nuevas tecnologías pueden ser frustrantes cuando, por ejemplo, alguien coloca tu obra en Youtube sin consultarte, desarticulando toda la estrategia comercial que se había concebido con la película. Muchos festivales rechazan la inclusión de obras que pueden descargarse fácilmente en las redes; y eso, para los independientes, puede ser mortal. Significa que, Internet nos ayuda en ocasiones con la distribución de las películas, pero en ciertos momentos se aprovecha de nuestra vulnerabilidad como cubanos, sin acceso generalizado a ella, y sin leyes que nos protejan, para sacar provecho de las obras que tienen dueño y metas de distribución.
La piratería es dañina para toda la industria, ya que personas ajenas lucran con las obras de otros. Lo terrible es que muchas veces las copias que circulan no están terminadas, han sido sacadas de las salas de post-producción cuando aún se están corrigiendo sus imágenes, el color, o los sonidos. Aparecen por ahí y no pasa nada. Por eso es necesaria una Ley de cine, una infraestructura de gestión y comunicación que respete a los productores y creadores. Esto es un debate que aun está por realizarse en el país, donde la piratería es legal. Tú consigues una licencia, “quemas discos” y los vendes en el portal de tu casa, pagas un impuesto al Estado claro está, pero ese dinero no va a ninguna de nuestras instituciones cinematográficas y, mucho menos, a los autores de las obras.