
Foto: Gorka Lejarcegi / El País
Con la publicación de esta colección de textos variados (entrevistas, artículos de análisis sobre las reformas en Cuba y sobre el contexto mundial, entre otros temas), producidos entre 2008 y 2014, Cuba Posible quiere abrir un espacio mayor al pensamiento de Carmelo Mesa-Lago entre lectores y lectoras en el país. Sus textos pueden atraer intereses muy diversos: desde los que quieren acercarse a una pluralidad mayor de miradas sobre los desempeños y retos de la economía y la esfera social cubana, hasta los que comparten el campo profesional de las ciencias sociales y la investigación económica y de política sociales y se interesan en enfoques, conclusiones y propuestas que involucran diversidad de ángulos. Desde esta segunda atalaya, el análisis de políticas sociales, he leído estos textos y desde ella escribo estos apuntes de presentación que ahora les comparto.
Mesa-Lago es un agudo y polémico analista de nuestras circunstancias, cuya obra tiene basamento en la investigación sistemática de las políticas sociales desde la perspectiva económica y comparada, muy poco publicado en Cuba por la mala fortuna de haber sido encasillado en la ya en desuso y peyorativa clasificación de “cubanólogo”, aplicada durante una extendida temporada a aquellos y aquellas que investigan y escriben sobre Cuba, desde fuera de Cuba y desde una perspectiva no coincidente con el punto de vista oficial sobre los temas que estudian.
Sobre esta clasificación Ernesto Rodríguez Chávez[1] explica que en los años 70 quedó deslindado “el camino que (…) transitaría el análisis sistémico de los estudios cubanos en el exterior, a partir del rótulo consagrado de “crítica a la cubanología”. Esta formaba parte del “enfrentamiento ideológico a las tergiversaciones hechas sobre la Revolución cubana desde el exterior, frente a la estrategia general del imperialismo norteamericano para demostrar la inviabilidad del socialismo cubano”.
Y agrega : “El enfoque de confrontación ideológica dominante en Cuba se tomó como punto de partida, y muchos de sus mecanismos, esquemas de trabajo y percepciones sobre criterios opuestos, se trasladaron al debate académico de manera mimética, sobre la base del paradigma del «socialismo real» y de la estricta dicotomía ideología marxista versus ideología burguesa. Todas las interpretaciones académicas que criticaran al sistema cubano, en alguna medida, serían consideradas tergiversaciones burguesas de la Revolución, y conformarían parte de la gran estrategia imperialista para liquidarla”
Nótese que se descalificaba a priori, desde una postura sobre-ideologizada y obviando sus diferencias, toda una producción que las ciencias sociales cubanas debían haber podido considerar por sus aportes en términos metodológicos y de diversidad de aristas que incluían en sus análisis.
En 1983 la revista Cuadernos de Nuestra América público, en su primer número, el artículo de José Luis Rodríguez “Análisis crítico de algunas interpretaciones burguesas acerca del desarrollo económico de Cuba socialista”, que recibió una respuesta de Carmelo Mesa-Lago, publicada después en la revista del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, Temas de la Economía.
Creo que ese fue mi primer, y por largo tiempo único, contacto con este pensamiento y con Carmelo Mesa-Lago, pues se podía leer a José Luis, pero era bastante difícil leer directamente a los “cubanólogos”. En la Biblioteca Nacional había un fondo reservado de sus libros, con acceso limitado. De hecho, en 1986 la biblioteca produjo el repertorio “Bibliografía para trabajos de crítica a tergiversaciones burguesas acerca de la Revolución Cubana”, pero las referencias no estaban asentadas en el catálogo general de la biblioteca y se necesitaba un permiso especial para acceder a este fondo.
De cualquier modo, en mi caso, la crítica bien escrita de José Luis Rodríguez, la respuesta bien argumentada de Mesa -Lago, el interés que despiertan las prohibiciones y mis pasos posteriores hacia el campo de la investigación de las políticas sociales me hicieron buscar a Carmelo y, felizmente, encontrarlo, aunque mucho más tarde de lo que me hubiera gustado.
Podría parecer a lectoras y lectores que es esta una situación superada, que el rótulo “estudios cubanos” ha ganado la batalla y dejado fuera del campo para siempre al de “cubanología” y que el ambiente de intercambio que prima entre los que investigamos “desde dentro” y los que lo hacen “desde fuera” hace innecesario traer al presente estas polémicas del pasado. Puede ser, pero es un pasado aún muy cercano, que nos ha dejado deudas de conocimiento y prejuicios mutuos y que, con frecuencia, sus reflejos parecen deslizarse en nuevos clasificadores. Dejo aquí el tema y recomiendo a quienes quieran recuperarlo leer el artículo que antes mencioné de Ernesto Rodríguez Chávez, que sintetiza muy bien el contexto en que surge el cuño de “cubanólogos” y la visión de analistas cubanos sobre este tema.
Volviendo a Carmelo, cuando pude leerlo me llamó la atención que, a diferencia de una buena parte de otros estudiosos sobre Cuba desde el exterior, cuyos diagnósticos y pronósticos sobre la viabilidad y legitimidad del proyecto socialista cubano se centraban e hipertrofiaban el examen de lo político, del liderazgo y sus determinaciones como la clave casi exclusiva de este devenir y que ignoraban lo que las ciencias sociales producían en la Isla, tempranamente Mesa-Lago apostó por reconocer la multiplicidad de ángulos que intervienen en la producción de un proceso complejo como el socialismo cubano, y la centralidad que en tal proceso han tenido la política social y la construcción de un sistema de bienestar como parte del consenso político y como oferta esencial a los sectores populares.
Como otra marca de diferencia, y a pesar de los naturales obstáculos que en la era pre-Internet imponía la distancia para acceder a informaciones, investigaciones, noticias y bibliografía cubana (producida aquí, quiero decir), Carmelo se las arregló para poder considerar en sus investigaciones estas fuentes, ignoradas por muchos, y trabajarlas, no deslegitimándolas a priori, sino considerándolas en el contexto y las condiciones en que fueron producidas, en la posición del actor que las emite, para otorgarles un lugar en su esquema analítico.
Estas huellas de identidad de la obra de Carmelo Mesa-Lago, junto a su rigor metodológico y sus preocupaciones éticas, me acercaron a ella por encima de diferencias. Cuando lo conocí personalmente (creo que en el año 2003), sumé a estos rasgos su respeto por la opinión ajena, incluida la crítica, su afectuosa cordialidad y una cubanía no perdida en los años de ausencia que se le nota en el hablar y en el gesto.
Cuando se examina el campo de las ciencias sociales cubanas, incluyendo en ellas la economía, puede apreciarse que el objeto “Política Social” se encuentra sub-tratado y que los insuficientes estudios que se dedican a este tema no parten de un modelo teórico analítico integrado y están atravesados por un análisis disciplinar y de evidencias directas, poco trabajadas y procesadas. A mi juicio, es esta una de las falencias mayores de nuestras ciencias sociales, porque limita su capacidad propositiva. Si no se sabe lidiar con al análisis crítico multidisciplinar de políticas sociales, el diálogo con decisores es de bajo perfil y las propuestas que se derivan de las investigaciones no pueden rebasar las generalidades.
No es este el espacio para explicar las causas de tal problemática, que reclaman un estudio desde la sociología de las ciencias, pero puede notarse que la docencia de pre y pos grado en sociología y economía dedican un espacio muy restringido al tema y, también a mi juicio, sin enseñar modelos teóricos y metodologías actualizadas. Se suma a ello que la economía prácticamente ha abandonado este objeto, y si bien la sociología trata de mantener la bandera, es este un campo multidisciplinar, urgido de herramientas y enfoques compartidos, que se escapa a las mejores intenciones de nuestra sociología actual, auto-recluida o refugiada en los estudios cualitativos.
Por otra parte, quienes, a pesar de nuestras limitaciones de formación y práctica, nos atrevemos a intentar examinar las políticas sociales cubanas tenemos una tarea dura: la información pública sobre planes y programas de las instituciones sectoriales encargadas de hacer política social es escasa, inexistente la que se refiere a niveles de ingresos y condiciones de vida de diferentes grupos poblacionales y a la pobreza y la desigualdad, la medición de impactos de políticas concretas no se hace, o no se hace pública.
En estas circunstancias, la labor investigativa de Carmelo Mesa-Lago es una lección y una inspiración, y el lector podrá comprobarlo en los textos que forman esta colección, por la manera en que sortea estos obstáculos y logra construir un cuadro de su objeto sin saltarse una regla metodológica. En los años en que he podido estar atenta a su obra y de vez en cuando compartir un panel, un momento de diálogo, hemos conversado desde la franqueza y la simpatía. Recuerdo una de sus críticas a mi trabajo que conservo como una brújula: buen diagnóstico del estado de la desigualdad, buena crítica a las limitaciones de las políticas para manejarlas, pero propuestas que no rebasan la enunciación de principios y normas generales porque la investigación no explora los mecanismos internos de financiamiento de las políticas, las características de los beneficiarios, la institucionalidad correspondiente y la manera de habilitar los servicios y su accesibilidad. Todavía le estoy agradecida.
Por mi parte, modestamente, le he comentado que me parece reduccionista su reconocida periodización de la trayectoria de la política económico-social de Cuba, al identificar ciclos (pragmáticos-idealistas) sobre la base de las decisiones de gobierno, lo que deja fuera un montón de circunstancias y omite el funcionamiento de la escala micro-social. Claro, para discutir con Carmelo necesitamos una periodización más integral, que no tenemos. Me parece que los análisis de Ricardo Torres, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), sobre los cambios estructurales de la economía cubana y su evolución apuntan en esa dirección y van llenando el vacío.
De la obra de Carmelo valoro, especialmente, sus análisis de la seguridad social y su deterioro en Cuba y sus posibles fuentes de sostenibilidad en una sociedad que envejece con una esperanza de vida larga, su crítica al desmantelamiento neoliberal del Estado de bienestar, su “keynesianismo” consecuente y, muy muy especialmente, su modelo analítico y su rigor metodológico. Solo para estimular a jóvenes que incursionan en el análisis de políticas, comparto el modelo analítico que se extrae de la obra de Carmelo, y que se aprecia en el ejemplo mínimo de textos aquí reunidos:
Hipótesis a demostrar: viabilidad del modelo de política social puesto en práctica, en el sentido de sostenibilidad económica de su oferta de servicios y prestaciones y de su real capacidad para generar grados de equidad y acceso al bienestar progresivamente ampliados.
Condiciones macroeconómicas de las políticas sociales: el límite de la economía nacional para el alcance y sostenibilidad de las política sociales. Fuentes financieras y su evolución.
Identificación de actores: reconocimiento de que la política social es un terreno de redistribución de poder y de articulación de sujetos diversos. Develar los sujetos principales que pueden tomar decisiones en torno a políticas y sus discursos y límites y el modelo de sociedad implícito. En este sentido, también identificar incentivos y desincentivos para los grupos supuestos beneficiarios que son una clave relevante para que una política social funcione y tenga los efectos esperados.
Diversidad de fuentes: estadísticas (directas y data proxi), opinión pública, visión de los medios y de políticos y otros actores. Uso intensivo de información abierta, pública. Tratamiento a las informaciones abiertas: estimaciones, contrastes, tendencias, distribuciones, coeficientes, etc.
Identificación de tendencias y análisis comparado: reconstrucción de series estadísticas de eventos económicos y sociales y análisis histórico. Periodización y discernimiento de patrones y modelos. Contrastación de casos que permite inferir factores de éxito y obstáculos para las políticas.
Evaluación de efectos: contrastación entre propósitos declarados (explícita o implícitamente) de una política social y resultados concretos medibles sobre grupos y tendencias específicas.
Intención propositiva: identificar rutas de viabilidad y sostenibilidad y de ensanchamiento del acceso a bienestar que las políticas sociales pueden generar.
Les dejo con esta sustanciosa lectura.
NOTA:
[1] Rodríguez Chávez, E. “El debate cubano sobre la cubanología: un balance crítico”, en Temas No. 2, Abril – Junio 1995
Leina dice:
Con todos mis respetos. El enfoque metodológico es quizá la mayor debilidad y en lo que menos puede aportar la obra de Mesa-Lago, de la que debe reconocerse su sistematicidad y el sentido crítico en el manejo de las fuentes.Es precisamente la debilidad de su individualismo-metodológico (que es evidente en su teoría de los ciclos ideológicos, reduciendo los cambios a la voluntad o caprichos de Fidel Castro, grosso modo) lo que le ha hecho fallar, una y otra vez, en cada uno de los pronósticos que ha hecho. Por solo citar uno: capítulo en el libro Historia de Cuba, publicado en 2009 por el CSIC (Madrid) en el que afirma que mientras Fidel Castro siguiera vivo y escribiendo sus reflexiones, Raúl Castro no emprendería reformas de calado debido al miedo a ser criticado por Fidel.
Carmelo Mesa-Lago: quizá el cubanista de fuera de la isla más sobrevalorado del mundo.
Carlos Manuel dice:
Sin dudas ningún politólogo, incluso brujo pudo vaticinar con acierto una derrota para Fidel Castro, él anduvo montado en brillantes victorias e hizo lo que nadie multiplicar panes y peces y partir invicto. lago, sin dudas un agudo economista, de renombre, incluso sobre valorado como dice Leina ha escrito artículos, ensayos sobre la economía cubana que pueden tenerse en cuenta, aun cuando la realidad subjetiva de la propia economía en Revolución sea tan diferente a lo que hoy sucede en el mundo.
eddy dice:
lago es el mejor economista cubano vivo!
así de sencillo…..
Leina dice:
Coincido en que la obra de Mesa-Lago supone una gran contribución en su campo. Más allá de las discrepancias, sus trabajos han servido para estimular el debate lo cual es ya de por sí positivo. Nadie que haya investigado y leído a Mesa-Lago de una manera medianamente seria puede decir lo contrario. No obstante, pienso que está sobre-valorado, como dije antes, y ello se debe, entre otras cuestiones, a que la distribución del prestigio académico no puede separase de la visión dominante en el conflicto político, ideológico y hegemónico que atraviesa a la Revolución cubana. Sobre su altura o profundidad teórico-metodológica, basta con compararlo con Manuel Moreno Fraginals, y su obra El Ingenio, para saber de lo que estoy hablando cuando digo que en ese aspecto, su aporte es más bien escaso, siendo generoso.
Marlene Azor Hernández dice:
Me parece excelente la presentación de Mayra Espina.Yo también conocí al profesor Mesa Lago tardíamente.Me hubiera gustado tenerlo de profesor en la Universidad de la Habana. Recientemente pude conocerlo en persona y mis palabras fueron las siguientes: «Es un honor conocerle profesor, y quiero agradecerle en nombre de las Ciencias Sociales cubanas todo lo que nos ha aportado y lo que nos sigue aportando.Las Ciencias sociales cubanas le deben mucho a usted».
El trabajo riguroso,sistemático, y de largo alcance de las políticas económicas y sociales del último medio siglo cubano hace de este asombroso investigador,un ejemplo a seguir y fuente imprescindible para dar cuenta de esas políticas en Cuba.
Las variables dentro de Cuba que han incidido en una pobre producción, muchas veces superficiales, hay que decirlo, sobre estas problemáticas no tienen que ver con lo bueno o malo de investigadores sino con la falta de transparencia del gobierno cubano sobre las políticas públicas, la ausencia de información de variables claves para analizar estas políticas que deben ser provistas por el gobierno y no lo hace, sumado a los permisos especiales para consultar autores foráneos dejan muy desinformados a los investigadores y sus trabajos por ello son muy precarios.El trabajo del profesor Mesa Lago, me demuestra que en condiciones de libertad de investigación se pueden hacer trabajos maravillosos.
Después del pensamiento único marxista leninista heredado de los soviéticos, los investigadores, muchos se han quedado anclados en un comentario a las políticas públicas desde el prisma del discurso oficial.Muy lamentable porque no se logra dar cuenta de la realidad y se quedan en un nivel muy superficial de análisis.Hago la distinción de la colega Mayra Espina que con seriedad ha demostrado su profundidad de análisis en condiciones tan adversas para la producción intelectual.Felicidades al profesor Mesa Lago por su obra y por todo lo que he aprendido en sus libros y artículos.