Jorge Duany: “Los derechos y deberes de los emigrados cubanos y sus descendientes todavía no se han definido claramente”

Cuba Posible dialoga con el profesor Jorge Duany, de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), sobre los principales desafíos existentes entre la Isla y su emigración.

– En su opinión, ¿qué elementos centrales caracterizan actualmente la relación de la Isla con sus diásporas?

Hasta ahora, la relación del gobierno cubano con su diáspora, especialmente la residente en Estados Unidos, ha sido generalmente tensa, hostil y distante. Históricamente, el gobierno cubano ha tratado a sus emigrantes como si ya no pertenecieran a la nación y a menudo los ha tildado de traidores, vendepatrias, gusanos, escoria, lumpen, mafia y otros epítetos negativos. Sobre todo, la antipatía de larga data entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, así como entre el gobierno cubano y su diáspora, ha matizado los vínculos entre cubanos fuera y dentro de la Isla. Aunque el gobierno cubano ha hecho algunos acercamientos a la comunidad cubana en el exterior, aún no ha desarrollado una postura coherente sobre cuestiones clave, como la repatriación, la jubilación y las oportunidades de inversión para exiliados.

No obstante, muchos cubanoamericanos permanecen en contacto con sus familiares y amigos en la Isla, a pesar de los obstáculos creados por los gobiernos de Estados Unidos y Cuba. Hasta la fecha, el transnacionalismo cubano se ha desenvuelto, en gran medida, fuera de canales oficiales. Miles de cubanos en el exterior llaman por teléfono, visitan y envían dinero y bienes materiales a sus familiares residentes en la Isla. Estas prácticas transnacionales han aumentado en frecuencia y magnitud en las últimas décadas, particularmente entre los emigrados más recientes.

-¿Cuáles son los mayores obstáculos que en la actualidad dificultan la integración entre los cubanos de la diáspora y de la Isla?

Los largos, complicados y costosos trámites para viajar a Cuba constituyen uno de los mayores impedimentos para mantener las relaciones entre cubanos dentro y fuera de la Isla. Las reformas migratorias de 2013 eliminaron algunos de estos trámites engorrosos, particularmente la odiosa “Carta de Invitación”, y facilitaron los viajes de los cubanos residentes en la Isla al exterior. No obstante, el costo exorbitante del pasaporte cubano, el requisito de prorrogarlo cada dos años y la exigencia de que los cubanos residentes en el exterior renueven su pasaporte cubano cada seis años u obtengan una visa sin poder utilizar los pasaportes de los países en que residen, siguen dificultando los contactos entre los cubanos de aquí y de allá.

Más aún, los derechos y deberes de los emigrados cubanos y sus descendientes todavía no se han definido claramente. Hasta el momento, el gobierno cubano no ha autorizado a los emigrados a establecer negocios o comprar propiedades en Cuba, mientras que sí se lo ha permitido a ciudadanos de otros países. Los visados de entrada para los cubanoamericanos siguen siendo mucho más caros que para los turistas extranjeros. El gobierno cubano sigue considerando a toda persona nacida en la Isla como ciudadana cubana, incluso si posee un pasaporte de Estados Unidos, España u otro país. Para los que viven en el extranjero, conservar un pasaporte cubano ofrece pocas ventajas prácticas; para algunos fines, como viajar a otros países, es una gran desventaja, porque la mayoría de ellos requiere una visa de los cubanos.

-¿Qué grupo de derechos serían necesarios implementar en la Isla para procurar una contribución más efectiva de sus emigrados?

Cuba podría seguir el ejemplo de otros países vecinos, como República Dominicana o México, que han reclamado a sus emigrados como parte de la nación emisora. Este tipo de “estado transnacional” define a los migrantes como miembros a larga distancia de la nación, al reconocerles la doble ciudadanía e incluirlos como parte integrante de sus políticas públicas. Entre otras medidas, los estados transnacionales han reestructurado sus burocracias ministeriales y consulares; han extendido el derecho a votar fuera del país; han permitido que residentes en el exterior se postulen a cargos públicos; han ofrecido múltiples servicios estatales a los ciudadanos residentes fuera del país y han reforzado el sentido de pertenencia de los expatriados a sus países de origen. Muchos de estos países, incluso, han extendido el derecho de entrar y salir del país de origen sin necesidad de solicitar una visa. Dicha medida ha promovido el regreso temporal de los miembros de la diáspora a sus países de origen, incentivando el llamado “turismo étnico”, que beneficia grandemente a las economías emisoras de migrantes.

-¿Qué zonas de influencias ha logrado la emigración cubana en los países donde reside?

En Estados Unidos, la comunidad de origen cubano constituye uno de los casos más exitosos de inmigrantes desde el punto de vista económico y político. Los cubanos y sus descendientes han creado un pujante enclave étnico en el sur de la Florida, con una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas, y han contribuido al desarrollo del área metropolitana de Miami como la “capital” comercial, financiera, de transporte y turismo del Caribe y América Latina. Políticamente, los cubanoamericanos han logrado una creciente representación electoral en el plano municipal, estatal y federal en Estados Unidos. Su influencia es notable en la formulación de la política estadounidense hacia Cuba, especialmente en períodos en que la Casa Blanca está en manos de un presidente republicano, como ocurre actualmente.

-¿Cómo cree que impactará esa influencia dentro de la Isla en el futuro próximo?

En estos momentos, varios funcionarios electos de origen cubano (como el senador Marco Rubio y el representante Mario Díaz Balart) parecen tener un acceso privilegiado a la Casa Blanca. Sin embargo, sus propuestas de estrangular económicamente al gobierno cubano a través de mayores medidas restrictivas a los negocios y los viajes estadounidenses a Cuba no han progresado, a juzgar por los últimos reglamentos publicados por el Departamento del Tesoro. El escalamiento de la retórica del presidente Donald Trump con respecto a Cuba desde enero del 2017 podría ser, en parte, resultado de la presión ideológica de cabilderos cubanoamericanos republicanos. En los próximos tres años de la Administración Trump, no es de esperar un avance en el deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, aunque no debe achacársele todo el peso de ese fenómeno a la influencia del bloque cubanoamericano más conservador.

-A su juicio, ¿cuáles marcos de inclusión deberían ser implementados en Cuba para que todo esto tribute en beneficio de la generalidad?

El gobierno cubano no ha reconocido la doble ciudadanía ni extendido otros derechos legales (como el derecho al voto en el extranjero) a quienes salen del país de manera definitiva. Oficialmente, un ciudadano cubano que adquiere otra ciudadanía pierde la cubana, aunque en la práctica muchos cubanos residentes en el exterior posean dos pasaportes. En todo caso, los cubanos residentes en el exterior deben solicitar permiso de entrada al país ante las representaciones diplomáticas o consulares de Cuba en otros países. Como mínimo, Cuba podría permitir que los cubanos residentes en el exterior viajen a la Isla con los pasaportes de los países en que se han nacionalizado. A largo plazo, podría enmendarse la Constitución de la Isla para reconocer el derecho a la doble ciudadanía.

Sobre los autores
Jorge Duany 4 Artículos escritos
(La Habana, 1957). Doctor en Estudios Latinoamericanos con concentración en la Antropología en la Universidad de California, Berkeley. Máster en Ciencias Sociales de la Universidad de Chicago. Bachiller en Psicología de la Universidad de Columbia...
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