Páginas Revisitadas: “Por la Escuela Cubana en Cuba Libre”

Foto: Cubadebate

A cargo de Walter Espronceda Govantes

El texto que aparece a continuación está tomado del compendio Por la Escuela Cubana en Cuba Libre. Trabajos, acuerdos y adhesiones de una Campaña Cívica y Cultural, publicado en La Habana, en 1941.

“Por la Escuela Cubana en Cuba Libre” fue un evento de alcance y trascendencia nacional convocado y organizado por el doctor Emilio Roig de Leuchsenring, quien estuvo al frente de una Comisión, de representatividad nacional, encargada de llevar a feliz término los trabajos de convocatoria y realización de sesiones, plenarias y acuerdos. La Junta Organizadora del Evento que acompañó al Dr. Roig de Leuchsenring estuvo integrada por los siguientes académicos: Dr. Miguel Ángel Céspedes, Dra. Sara Ysalgué de Massip, Dr. Ciro Espinosa, Dr. José Russinyol, Comandante Bernardo Sandó, Dr. Fermín Peraza, Dr. José Antonio Portuondo. Dr. Enrique Noble, Antonio Penichet, Tomás González, Dr. Constantino País y Dr. Antonio Benítez Lazo.

Entonces la República de Cuba se hallaba en el primer gobierno del general Fulgencio Batista, quien había acogido, con apego a la democracia, la Carta Magna de 1940: la misma que 12 años después el propio Batista condenó al ostracismo.

A continuación publicamos el texto de la Convocatoria, que es de la autoría del Dr. Roig de Leuchsenring, quien lo publicó en el periódico El Mundo (el 28 de mayo de 1941) y en él expresaba, de modo íntegro, lo siguiente:

“Debátase actualmente en nuestro país un problema de tanta trascendencia como es el de la orientación y el sentido de la enseñanza cubana. Mediante la tergiversación dolosa de hechos e ideas, elementos tradicionalmente anti-cubanos tratan de impedir que la República, a través de sus institutos técnicos, y al amparo de sus leyes básicas, ejerza sobre las escuelas privadas, especialmente las extranjeras, la fiscalización a que está obligada, no sólo en lo pedagógico, sino fundamentalmente en lo que se refiere a su orientación, pues, como dispone el Artículo 51 de la Constitución vigente, “toda enseñanza pública o privada estará inspirada en un espíritu de cubanidad y de solidaridad humana, tendiendo a formar en la conciencia de los educandos el amor a la Patria, a sus instituciones democráticas y a todos los que por una y otras lucharon”.

Ante el confusionismo imperante, creo necesario que los cubanos que sentimos la urgencia de actuar con energía para esclarecer la verdad sobre la entraña de ese movimiento antinacional, nos unamos estrechamente, a fin de plantear de manera precisa, clara y terminante, ante la opinión pública, cuáles deben ser los principios de una cruzada “Por la Escuela Cubana en Cuba Libre”.

Al efecto, me permito convocar por la presente a todas las personas e instituciones que estén de acuerdo con ello, a la reunión y cambio de impresiones que ha de celebrarse en el Salón Juárez de la Gran Logia de la Isla de Cuba, Carlos III y Padre Varela, a las ocho de la noche del próximo sábado 31, para dejar constituido un comité que propugne estos ideales profundamente cubanos.

La Habana, mayo 27, 1941.

Emilio Roig de Leuchsenring

Igualmente, publicamos el discurso de Juan R. Aguilar, estudiante de Ingeniería y miembro del Comité Estudiantil de Superación Universitaria (CESU) en el evento “Por la Escuela Cubana en Cuba Libre”.

El Comité Estudiantil de Superación Universitaria, que viene librando desde hace más de un año continuas campañas en pro del adecentamiento y superación de la vida de nuestro máximo centro de enseñanza, quiere hacer presente en este acto, en el que ve por encima de todo una oportunidad para reafirmar los postulados de cubanidad y de justicia, su más debido apoyo para una campaña que tiende a lograr algo tan fundamental e imprescindible como es la nacionalización de la enseñanza en todos sus aspectos. Tratándose la educación nacional, ningún país ha dudado jamás al señalar quiénes son los llamados a dirigirla. Ningún país ha permitido jamás que su escuela, fundamento ideológico de toda su vida, descanse en manos que no sean absolutamente propias. En todas partes, el maestro es el hombre que trae ya en primer término su condición de hijo del lugar donde enseña, y porque el saber dependa del sitio en que se nazca, sino porque la educación, que es algo más profundo que la instrucción, requiere, más que conocimientos, sentimientos, y más que sabiduría, interés histórico, interés patriótico y social por parte del maestro.

Estas condiciones son exigibles sobre todo, cuando sucede que hay multitud de maestros cubanos ampliamente capacitados, cabalmente aptos para desempeñar esa alta misión del magisterio, y que se encuentran preteridos sin embargo ante otros que ostentan como ventaja mayor su condición de extranjeros. Criticaba acerbamente Martí a los cubanos que enviaban a sus hijos a estudiar a otras tierras porque con ellos perdían su sentimiento central, su mayor valor para la sociedad y el Universo, que es la capacidad de amar a su patria y, conociéndola a fondo, por intuición y amor, defenderla en cada momento y ante todos sus enemigos. Riesgo peor es todavía la enseñanza en el propio suelo, pero realizada por quienes no llevan en sí el sentimiento innato de la nacionalidad, de la responsabilidad social que es la enseñanza y que creen suplirlo por el saludo forzado a la bandera y la distribución de medallas bajo los acordes del himno.

Los que queremos contribuir en Cuba al nacimiento de una nación material y espiritualmente libre; los que queremos, no establecer odios de religión o raza, sino proporcionar al cubano que lucha por superarse una oportunidad de aplicar sus conocimientos y espíritu, pedimos una escuela nacional que se levante integralmente sobre bases de cubanidad; que se levante por manos cubanas para rendir el servicio hondo que le demande la historia, las necesidades y las esperanzas cubanas.

Nuestra Universidad avanza cada día hacia la prestación de ese servicio, y cuando  los enemigos de Cuba, que medran entre nosotros sin agradecerlo jamás ni reconocer nuestros méritos, aprovechan las naturales crisis de la vida universitaria, que son a un tiempo las crisis de nuestra vida nacional, como incapaz de disciplina o docencia, están, esos enemigos, pretendiendo poner sistemas parciales y cerrados de enseñanza dogmática y prejuiciosa, al sistema amplio y abierto que rige nuestra docencia nacional.

Por haber comprendido el Comité Estudiantil de Superación Universitaria –el insobornable CESU– la trascendencia que tiene para nuestra vida histórica la nacionalización de la enseñanza, y a pesar de la intensa labor que realiza dentro de la Universidad para cumplir con sus ideales, venimos hoy a ofrecer nuestro apoyo moral y material a esta gran empresa, al mismo tiempo que llamamos a todos los estudiantes universitarios para que luchen junto a nosotros por una Universidad mejor y por una Escuela Cubana en Cuba Libre.

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