
Epaparemo momi paro fomio
[Si tú tienes miedo, yo te acompaño]
Proverbio Abakuá
Cuba Posible ha dialogado con un grupo de intelectuales y activistas sobre cuáles son los 5 aspectos que más deberían ser tenidos en cuenta para conseguir un Parlamento deseado y por qué.
Ante la pregunta, ¿cuáles son los cinco aspectos que más deberían ser tenidos en cuenta para conseguir el Parlamento que usted desea y por qué? he decidido retomar los puntos que vengo debatiendo en los últimos días. Antes de presentarlos vale la pena hacer un preámbulo que no significa nada nuevo bajo el sol; pero lo considero necesario para ambientar lo que pretendo expresar. Sólo diré que un Parlamento, que en Cuba se le denomina Asamblea Nacional del Poder Popular –de cierto modo a la francesa para no pasar por alto ese delirio de sentirnos modernos cuando realmente nos come el eurocentrismo–, es uno de los tres poderes que presenta el esquema democrático: el poder legislativo, que comparte honores, y muchas veces horrores, con el poder ejecutivo y el poder judicial.
Veo que la corta historia del parlamentarismo cubano (siglos XX y lo que va del XXI) tiene pocas páginas de gloria ante menos manifestaciones de presidencialismo y muchas pruebas de autoritarismo disimulado con herramientas de democracia, cuya máxima expresión han sido los “tipos duros” (y no ideales de Max Weber), que mandan y desmandan con una mano en su miembro y la otra irguiendo el dedo índice a modo de advertencia con la desgastada, pero aún efectiva, frase “estás conmigo o contra mí”. Entonces, lo que tengo que decir es lo siguiente:
El Parlamento que deseo debe funcionar en un clima favorable a la Democracia, el Estado de Derecho y otras cuestiones que alimentan el Contrato Social. ¡Eso es básico! Nuestro país necesita expresarse más en esa línea dialógica, tanto a nivel interno como externo. Imponer de manera coercitiva y chusma no diligente los criterios/mandatos y las doctrinas no es digno de un gobierno que dice defender los puntos de vista de José Martí.
El Parlamento que deseo ha de tener una mayor capacidad de diálogo, pues como bien dice Hernán Corral Talciani, validando las normas del Derecho Constitucional moderno, la libertad de expresión en el ejercicio de sus funciones es uno de sus privilegios fundamentales. Cuba es una sociedad compleja, en la cual todos no somos socialmente iguales y eso pesa en nuestro día a día porque unos se favorecen siempre y otros se perjudican constantemente.
El Parlamento que deseo precisa tener valentía para discutir con seriedad, sabiduría y vigor los problemas más álgidos de nuestra sociedad. Por ejemplo, la operatividad de las diversas formas de propiedad y la proyección de la distribución de la riqueza con arreglo al trabajo aportado son dos de las tantas cuestiones que siguen sin convencer a muchas personas que siguen sin ver materializadas las soluciones a sus demandas socioeconómicas.
El Parlamento que deseo no puede ponerse de espaldas ni aceptar callado las condiciones que impiden el buen vivir de los ciudadanos cubanos cada día más empobrecidos. Ellos necesitan algo más que luchar por la supervivencia cotidiana, porque ya se dieron cuenta de que nuestra sociedad se está tornando cada día más injusta.
Y, por último y no menos importante, el Parlamento que deseo tiene que ser más incisivo en la legislación para luchar contra flagelos sociales expresados en las prácticas de racismo, sexismo, machismo, así como otras formas expresivas de discriminación e inferiorización.