
En este dossier incluimos la voz de Randy Pestana, analista y profesor adjunto del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), donde también sirve como enlace académico con el Comando Sur de Estados Unidos. El Sr. Pestana ha publicado sobre crimen organizado, narcotráfico, instituciones democráticas y Estado de Derecho, y política exterior de Estados Unidos. Actualmente es candidato a Doctor por FIU. En opinión del Sr. Pestana, los cubanoamericanos de “línea dura”, seguirán controlando la relación bilateral por parte de Estados Unidos. No obstante, el presidente Trump es probable que aprecie el valor en el mantenimiento de las relaciones, incluso con fines comerciales.
¿Cuál es su análisis sobre las condiciones en las que el gobierno de Estados Unidos ha tomado estas medidas? ¿Está Ud. de acuerdo con ellas?
La reversión de las relaciones con Cuba (si se puede llamar así) por parte del gobierno de Estados Unidos es un protocolo estándar con el cambio del ejecutivo. El presidente Trump sintió la necesidad de traer a los republicanos cubanos de “línea dura” (Marco Rubio y Mario Díaz-Balart) a su lado en una especie de negociación si así lo desea. “Te ayudaré con esto si me ayudas en temas críticos como el cuidado de la salud, la inmigración, etc.”. Sin embargo, los retrocesos son simplemente enmiendas a las aperturas del presidente Obama que dificultan el viaje a Cuba y tratan de limitar los fondos que recauda el gobierno cubano a través de hoteles de propiedad militar, restaurantes, etc. Si se refiere a la expulsión de diplomáticos cubanos de Washington, DC, debido a los “ataques sónicos”, entonces fue un movimiento necesario. Es responsabilidad del país anfitrión proteger a los diplomáticos de otros países. Si Cuba participó o no en estos ataques, es irrelevante. Como me gusta parafrasear de la película Casino: “o bien estabas involucrado o demasiado estúpido como para saber lo que estaba pasando.” De cualquier manera, el gobierno cubano debe ser considerado responsable.
¿Cuáles podrían ser las consecuencias de estos hechos para el estado actual de las relaciones entre los distintos actores no estatales de ambos países?
Las consecuencias para los actores no estatales con respecto al estado actual de las relaciones se encuentran en el contexto de la economía y la inmigración. Para aquellos que viven en la pobreza, la apertura de las relaciones presenta una oportunidad para un mayor trabajo. Para aquellos en la industria del turismo o la agricultura, también presenta una oportunidad para obtener ganancias económicas. Sin embargo, es necesario señalar que, a menos que el régimen de Castro y, por extensión, el ejército, mantenga el control de la mayor parte de la actividad económica, es improbable que llegue a aquellos que viven en la pobreza de manera sustancial. Con respecto a la inmigración, será interesante ver cómo la apertura de las relaciones limita la migración hacia Estados Unidos. El presidente Trump aún tiene que deshacer la orden ejecutiva del presidente Obama que pone fin a la política de «Pies secos/Pies mojados”. ¿Esto se mantendrá o se devolverá a los cubanos el estatus migratorio favorable? Creo que lo primero es más probable que lo segundo.
¿Cree usted que existe la voluntad política de ambos gobiernos para superar este obstáculo, o es el comienzo del deterioro (de nuevo) de la relación bilateral?
Creo que la voluntad política está más presente en el liderazgo cubano, debido al estado económico de la Isla. El presidente Trump parece permitir que los republicanos cubanos realmente controlen ese aspecto de las relaciones internacionales, mientras él se centra en Siria y Corea del Norte. Creo que dependiendo de lo que surja de los “ataques sónicos” a los diplomáticos y visitantes estadounidenses, puede volver fácilmente a una comunicación limitada. Pero viendo que el presidente Trump es un hombre de negocios, creo que ve valor en el mantenimiento de las relaciones, incluso con fines agrícolas y turísticos.
¿Cómo influiría este conflicto en el nuevo gobierno cubano que asumirá en 2018?
Creo que es necesario señalar que mientras Raúl Castro no renuncie como presidente, no dejará de ser el jefe de las Fuerzas Armadas o el jefe del Partido Comunista. Estos roles clave son, en cierto sentido, más importantes que quién es el presidente. La pregunta será: ¿cómo van a interactuar en el proceso de toma de decisiones las luchas internas del Ministerio del Interior (que perdieron la mayor parte de su poder con respecto a las Fuerzas Armadas) y los leales al régimen de Castro? En definitiva, la “facción Castro” y las Fuerzas Armadas seguirán controlando en 2018, y más allá. Creo que necesitan a Estados Unidos debido a la proximidad (y la proximidad equivale a más acceso al turismo y a la agricultura de Estados Unidos). Y, en general, es un movimiento pragmático sin socios verdaderos en la región (especialmente con Venezuela colapsando). El lado estadounidense es el gran desconocido, dada la tendencia del presidente Trump a cambiar de opinión según el tema y el contexto por el cual se discute.
VER EN ESTE DOSSIER
Domingo Amuchástegui: “Lo que buscan es el colapso económico, político y social en Cuba”
Michael J. Bustamante: “Me cuesta trabajo entender la expulsión de los diplomáticos cubanos”
Geoff Thale: “The size of the personnel cut looks a lot like a punitive measure, not a safety one”