
Ante el debate a propósito del desarrollo de la educación en nuestro país, un conjunto de colaboradores de Cuba Posible ratifica su opción por lo que ha llamado “una escuela cubana para todos”.
En este sentido, afirma que no habrá personas y sociedades libres sin educación; pues la libertad resulta del ejercicio del conocimiento y de la voluntad, y esto se hace difícil sin la enseñanza requerida. Sin embargo, también destaca que dicho empeño debe resultar algo más que un plantel de enseñanza, porque debe constituirse, en cualquier comunidad humana, en “el milagro” capaz de construir un país y una sociedad, que sólo consigue hacerlo cuando, a su vez, va construyendo una “patria” de todos y para todos. Y esto solamente se puede alcanzar por medio de la mayor convivencia posible entre todos los ciudadanos de una misma tierra; lo cual sólo puede ocurrir y ofrecer resultados eficaces a través del crecimiento físico e intelectual mancomunado. Estos niños, adolescentes y jóvenes, cuando ya maduros tengan la responsabilidad de sostener y conducir la sociedad podrán estar en mejores condiciones para hacerlo, teniendo cercana la imagen del “otro” y considerando las necesidades de los “otros”, y entonces el país podría dejar de ser, en alguna medida, lo que resulta para muchos: “yo, mis iguales, y las preferencias que compartimos”.
Asimismo, sustenta que lo anterior demanda la deliberación e implementación de fundamentos capaces de sostener, orientar y desarrollar los propósitos antes señalados. Por ello, a continuación se ofrece un universo de retos ineludibles, que pudieran servir al debate, para hacer posible ese “sueño necesario”. El trabajo ha sido coordinado y finalmente editado, por Roberto Veiga y Alexei Padilla.
1. Sostener y garantizar, por siempre, que todos los cubanos disfruten de la enseñanza laica y gratuita en todas las instituciones docentes del país, desde la escuela primaria hasta las universidades y la educación posgraduada, que deben ser las mismas para todos.
2. Garantizar el desarrollo progresivo de la formación de los maestros y profesores, así como la justa retribución por su trabajo.
3. Toda educación deberá ser diversa y democrática, integral y humanista. Esto habrá de incluir el uso de las nuevas tecnologías y las más actuales y democráticas concepciones pedagógicas; así como el involucramiento activo de maestros, estudiantes, familiares y comunidades en la gestión de los planteles y el desarrollo de los programas de estudio.
4. Continuar avanzando en el desarrollo progresivo y sostenible de la Educación Superior en Cuba, reconocida por la calidad de sus egresados; y, para hacerlo, tener en cuenta los parámetros internacionales que definen la excelencia de las universidades en América Latina y en el mundo.
5. Siguiendo la inspiración y el legado de Julio Antonio Mella y de los jóvenes universitarios de su generación, debemos instituir la autonomía universitaria y académica, con libertad de cátedra y de investigación, y una participación activa de todos sus actores. Esto demanda la elección democrática, directa, secreta, libre y transparente de los rectores, vicerrectores y representantes de los consejos universitarios de los centros de educación superior, así como que los candidatos a estos cargos sean integrantes de las distintas facultades de cada centro.
6. Sin embargo, la libertad académica debe considerar, en todo caso, que educar es: i) conducir a la persona en el desarrollo hacia lo que todavía no es, pero desde lo que ya ella es en forma de posibilidad; ii) asegurar la capacidad humana de comprender y hacer abstracciones, para así alcanzar la posibilidad de superar los conocimientos adquiridos; y iii) lograr que los alumnos-ciudadanos siempre busquen y desarrollen la debida racionalidad política en torno al pasado, al presente y al futuro, en todos los ámbitos y dimensiones de la vida.
7. La enseñanza pública debe ofrecer la posibilidad de aprender los argumentos que fundamentan las diversas religiones, espiritualidades y cosmovisiones filosóficas y de otra índole. Igualmente, deberá resaltar las contribuciones de las diversas religiones y cosmovisiones de otra índole, a la cultura e identidad nacional cubana; sin jerarquizar los valores de una religión o cosmovisión en detrimento de otras.
8. El sistema nacional de educación debe garantizar la más universal e integral formación de todo ciudadano, de acuerdo a la vocación de cada cual; mientras debe, además, hacer corresponder la organización de la enseñanza con las necesidades de la estrategia de desarrollo humano del país y, de este modo, facilitar también mayores posibilidades efectivas de realización profesional a los graduados.
9. Otras instituciones que no pertenecen al sistema de educación también podrían contribuir a la enseñanza, aunque de forma complementaria, y según los procedimientos legales debidamente concebidos y elaborados para garantizar la cualidad y el reconocimiento de estos aportes. Las instituciones culturales, las asociaciones de profesionales, la cámara de comercio, los centros de pensamiento, las entidades comunicativas, las empresas especializadas, y las Iglesias, entre otras, pueden brindar cursos básicos y de superación, y hasta diplomados; en materias correspondientes a la naturaleza institucional de cada una de ellas. El Estado, cuando sea posible y pertinente, podría participar como financiador o co-financiador de estas iniciativas para garantizar así su viabilidad, gratuidad y universalidad.
10. Una legislación particular podría regular y asegurar que las Iglesias y religiones organizadas, también puedan ofrecer enseñanza universitaria de pregrado para los contenidos propios de las mismas; como pueden ser: licenciaturas en Biblia, Teología, e Historia de las Religiones, entre otras. También en este caso, cuando sea posible y pertinente, el Estado podría participar como financiador o co-financiador de estas iniciativas para garantizar así su viabilidad, gratuidad y universalidad.
11. Establecer las garantías y los procedimientos para la libre instauración, por parte de la sociedad civil y de las instituciones públicas, de entidades que posean como objeto social: la promoción y la organización, así como la orientación y el apoyo, a través de diversos medios y modos, de actividades investigativas científicas, acerca de todos los ámbitos y dimensiones de la existencia.
12. Defender la consolidación de la economía necesaria, de la política fiscal debida, y de la indispensable estrategia de redistribución de riquezas, capaces de aportar los recursos ineludibles para asegurar el derecho de todos a toda la educación posible. Del mismo modo, garantizar el deber de optimizar el uso de los recursos asignados a la educación.
13. Una sociedad educada debe garantizar, además, todos los recursos formales, institucionales y materiales necesarios, por medio de diferentes formas organizativas y fuentes financieras, para que todas las personas disfruten del derecho a: i) conocer la memoria histórica de su cultura y acceder al patrimonio cultural común, en su forma más diversa; ii) construir, mantener y desarrollar (incluso de manera mancomunada y a través del espacio público) su propia identidad cultural y estética (a partir de sus preferencias espirituales y racionales), y aportar al desarrollo cultural de cada uno y de todos los miembros de la sociedad; así como iii) beneficiarse de la protección de los derechos morales y patrimoniales que les correspondan por las producciones científicas, literarias o artísticas de su autoría.
Pedro Monreal dice:
Estimados Roberto y Alexei, en una lectura rápida del documento me han llamado la atención los puntos 9 y 10, especialmente en relación con tres cuestiones: a) la laicidad del Estado cubano, b) el concepto de enseñanza, y c) el reconocimiento oficial del currículo educativo.
Creo que ambos puntos (9 y 10) plantean una contradicción con el carácter laico del Estado cubano al proponer la posibilidad de que el Estado pueda financiar cursos impartidos por las Iglesias, incluyendo materias que pueden ser consideradas directamente como educación religiosa.
El concepto de enseñanza pública que corresponde a un Estado laico es el de enseñanza laica. En modo alguno esto debe significar una oposición a la religión, sino que la organización de la enseñanza pública (organizada y financiada por el Estado) debe estar separada de las organizaciones religiosas.
Esas nociones están vigentes en otros países. En Francia, por ejemplo, se toman muy en serio la laicidad de la educación.
La enseñanza debe trasmitir conocimientos, desarrollar capacidad crítica, promover la apertura a la diversidad cultural y estimular el desarrollo de los estudiantes como futuros profesionales y ciudadanos. Es una función compleja que exige el establecimiento de reglas y prácticas, así como una autoridad normativa que pueda regular de manera coherente el proceso, una función que usualmente corresponde a los ministerios de educación.
Esto nos lleva a la cuestión del currículo educativo, que en general consiste en una serie de estándares, mayormente aplicables a las instituciones que pertenecen formalmente al sistema de educación, pero que también se aplican a las instituciones que no son parte del sistema de educación. Eso, de hecho, ya ocurre en el país para el caso de las instituciones estatales y de una serie de asociaciones legales que imparten algunos tipos de cursos. Observo entonces que el punto 9 se refiere a la reafirmación de una práctica vigente. Lo que parece ser nuevo en ese punto 9 es la inclusión de la posibilidad de que el Estado financie la enseñanza de las Iglesias, pero a eso ya me he referido anteriormente.
Alexei dice:
Estimado Pedro, la laicidad de la escuela pública es un principio que, en el caso de Cuba, aparece por primera vez en la Constitución de 1901 y se ha mantenido hasta hoy, amén de las transformaciones de toda índole. Tal vez la idea del punto 9 debió ser un poco más clara. Con todo, se refiere, en primer lugar, del reconocimiento de instituciones extraescolares que pueden y deben contribuir a la labor educativa que se ejerce desde las escuelas. Ese universo incluye iniciativas promovidas por Iglesias de diferentes denominaciones y entidades de religiosas de matriz africana, espiritista, entre otras. El Estado podría apoyar de diversas formas iniciativas educativas siempre que no sean proselitismo religioso ni catequesis.
Por ejemplo, los cursos de Inglés, Computación, Alemán, impartidos en el Centro Fray Bartolomé de las Casas (Convento de San Juan de Letrán), iniciativa de padres dominicos, gozan de um amplio reconocimiento social por su calidad. Sin embargo, los diplomas no son reconocidos por el MINED, pese a que el curso de Inglés es uno de los mejores de La Habana. Existen muchas más iniciativas que van desde cursos de administración de pequeños negocios hasta cursos de formación ciudadana.
Decir también proyectos comunitarios que cuentan con la participación del Centro Martín Luther King (léase Iglesia Bautista Ebanezer de Marianao y Pastor Raúl Suárez) han recibido el respaldo de instituciones oficiales.
En julio de 2013, Raúl Castro se refirió a la necesidad de combatir las crecientes indisciplinas sociales y expresó lo siguiente:
«Es hora ya de que los colectivos obreros y campesinos, los estudiantes, jóvenes, maestros y profesores, nuestros intelectuales y artistas, periodistas, las entidades religiosas, las autoridades, los dirigentes y funcionarios a cada nivel, en resumen, todas las cubanas y cubanos dignos, que constituyen indudablemente la mayoría, hagan suyo el deber de cumplir y hacer cumplir lo que está establecido, tanto en las normas cívicas como en leyes, disposiciones y reglamentos. »
Créemos que se trata de fomentar esa complementariedad. A fin de cuentas, la educación es deber de todas las instituciones presentes en el país y de quienes la integran. No de financiar la enseñaza religiosa, pero sí de iniciativas que trascienden lo doctrinal y contribuyen al bien común.
Ledián dice:
Estimado Alexei.
En primer lugar dar las gracias por le trabajo que vienen haciendo. Lo veo muy necesario, no solo por los momentos actuales, sino por el futuro que se nos viene encima.
Mi opinión, y es solo eso, mi opinión sobre el tema en cuestión es que, y centrándome en los puntos del artículo, no veo el punto número 10. La formación de pregrado en instituciones privadas (vinculadas a la iglesia que es el caso que se cita), no añade ningún valor a la nueva etapa que se ha de abrir en el futuro del Sistema de Educación Superior Cubano No es que me falte confianza en la calidad de la formación que puedan ofrecer las instituciones de Educación Superior de carácter privado asociadas a determinadas instituciones, solo que el análisis comparativo me lleva a ser precavido ante las perversiones que se generan, incluso y con mayor frecuencia, en aquellas instituciones muy vinculadas a la iglesia. No olvides que en esos casos, la formación estará fuertemente influenciada por su filosofía. Otra cosa serían los estudios de Postgrado, siempre con la condición de la titulación propia, que en algunos casos, sí podría obtener el reconocimiento oficial, en función del la importancia que tenga para el sistema productivo nacional. En cualquier caso, el tema es muy interesante y como dije, muy pertinente. Igual para una segunda entrega se pueda profundizar en aspectos del diseño curricular, la formación en pensamiento crítico, la conexión del sistema de Educación Superior con el Sistema productivo, la formación para el emprendimiento y la formación de líderes; temas todos vitales para dar la vuelta a la Educación Superior como un calcetín. En lo que pueda colaborar, aquí me tienes. Un abrazo.